El día de ingreso de los nuevos reclutas llegó una semana después de aquel fatídico torneo en el que Caselael y Porti salieron victoriosos contra sus enemigos per terminaron descalificados por todo lo que aconteció en aquellas batallas perdiendo, con ello, la oportunidad de convertirse en el campeón de su generación en ese año. Por otro lado, ese triunfo se lo quedó Hartigan al derrotar a Mordo uno de los amigos de Iscarel.
El año 799 de esta nueva era corría y Caselael, que andaba vagando solo para despejar su mente, vio la llegada de los nuevos reclutas, de entre ellos vio a una niña de gran belleza con la piel tan blanca como una nube, largos cabellos pelirrojos y ondulados y unos ojos realmente cautivadores.
De algún modo, esta jovencita notó la mirada de Caselael y lo miró fijamente a los ojos. Caselael se sintió atrapado, jamás había visto mirada más profunda y cautivante que la de ella e irremediablemente se llenó de temor y se alejó corriendo de ahí.
Al día siguiente, por la mañana, Caselael junto con los compañeros de su grado se dirigieron al área de entrenamiento, como ya era de costumbre todos los días, y ahí se encontró en su camino a aquella bella jovencita, su cabello rojo resaltaba sobre su uniforme negro. Esta jovencita tenía a Caselael completamente anonadado hasta que Porti lo regresó a la realidad y al darse cuenta de la situación empezó a burlarse de su amigo: -¡Picarón ya te vi! –Caselael ya no tuvo más remedio que apenarse, guardar silencio y seguir su entrenamiento.
La tarde llegó y uno de los cambios, que ocurrió con la llegada de Caselael y Porti, es que se estaba planeando una fiesta de bienvenida para los nuevos reclutas. Esto era posible ya que ambos guerreros se habían ganado a pulso el liderazgo de los reclutas al haber derrotado a Iscarel y Lem.
Más sin embargo esta fiesta tendría lugar en las próximas dos semanas a la llegada de todos los nuevos reclutas hasta que se cerrase el cupo para esa generación.
Los días pasaban y Caselael siempre aprovechaba cada oportunidad para echarle el ojo a aquella jovencita quien llevase por nombre Danlumi. Nombre que, en algún momento, Caselael descubrió cuando uno de los compañeros de ella la nombró.
El día de la fiesta llegó y, como ya se estaba empezando a hacer costumbre, Caselael junto Porti y Meso se alistaban para tocar música y alegrar la fiesta. En el año habían ensayado y practicado tanto como les fue posible en los tiempos libres que encontraban.
La fiesta estaba llena de un ambiente agradable y todo el escuadrón asistió. El jefe en turno aprovechó este evento y les dio una calurosa bienvenida a los nuevos reclutas.
Danlumi asistió al evento y Caselael se emocionó al verla llegar, se había decidido a hablarle por fin. Más en todos sus intentos falló y ya en el escenario optó por cantar uno de sus primeros que temas que compuso para aquella ocasión. Sonó una música muy alegre y melódica para darle entrada a la voz de Caselael:
"Hay una bella princesa
Que me roba mil suspiros
Cada vez que pienso en ella.
Que si se cruza la mirada
Me sonroja las mejillas
Con su mirada asesina.
Que si no me mira
Se me apachurra el corazón,
Mi vida se vuelve sin razón.
Estar pensando en ella
Es mi alegría, es mi locura
Y, aunque entre la gente esconda,
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CASELAEL
FantasyTe contaré una historia que pertenece a otros tiempos. Tiempos venideros que están llenos de oscuridad y actos heroicos esforzados por rescatar la poca humanidad que queda en este devastador mundo. No pretendo que cuando leas esta historia cambies e...