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Capítulo 16: Profunda incertidumbre

Se sentía como si hubiera sido arroyado por un camión de carga. La cabeza le dolía endemoniadamente al igual que la garganta le ardía, y su respiración era lenta y pesada. Sus cejas se juntaron al tiempo que se removía casi imperceptiblemente, fue abriendo los ojos, la intensa luz del mediodía que provenía del ventanal le provocó más dolor, como si le quemara la retina, pero pronto se acostumbró a ella. Su mente era un caos, no tenía la menor idea de cuánto tiempo había dormido ni en qué lugar del mundo se encontraba, hasta que lentamente su entorno desconocido comenzó a tomar forma. Estaba en el cuarto de un hospital. Pestañeó con confusión, intentó, pero los recuerdos no llegaron de inmediato para apaciguar sus crecientes dudas. Cuando trató de incorporarse sintió una súbita punzada de dolor en su hombro, gimió cerrando fuerte los ojos lanzando la mano para cubrir el sitio que lo atormentaba.

- ¡Ross!

El reconoció la voz cargada de angustia de inmediato. Miró a un lado para encontrar a su madre, que se levantaba de una silla cercana a la camilla y se posaba a su lado, tomándole fuertemente la mano. Sus ojos estaban enrojecidos y llorosos, sin embargo su rostro denotó una cálida sensación de alivio tan pronto se aproximó a él.

- Gracias a Dios...ya despertaste...- Murmuró ella abrazándolo con cuidado y dejándole un ferviente beso en la frente – Estaba tan preocupada...

- Mamá... ¿qué pasó?– Musitó quedamente, estrujando su cien con la mano. Ella abrió los ojos.

- ¿No recuerdas nada?

Él le sostuvo la mirada un momento, y luego la desvió hacia la ventana, mientras su mente maquinaba forzosamente. Si...Habían viajado a Los Ángeles para dejar a Elena en su casa...visitaron un bonito lago...el tren, habían perdido el tren...caminaron por una oscura acera y él llamó a Miami, y entonces Laura desapareció...y...

- Ross...- Llamó su madre. El volvió la vista hacia ella de golpe.

- ¿Dónde está? ¿Dónde está ella?

La mujer le sonrió con suavidad para tranquilizarlo, bajo sus ojos habían unas tenues sombras – Te refieres a Laura, ella se encuentra bien...- El chico botó el aire retenido en sus pulmones y dejó reposar la cabeza contra la almohada – Fue muy valiente... ¿pero tú cómo te sientes?

Ross observó la zona de su herida, firmemente envuelta en gasa. El vendaje se extendía sobre su pecho, pasaba por su espalda y terminaba ajustándose en su hombro, quería sentarse, pero el dolor al moverse se lo impedía - ¿Cómo es que llegué hasta aquí? Estamos en Miami... ¿no? – Miró a su madre con ojos profundamente interrogantes.

- No, estamos en Los Ángeles. Fue Laura la que te trajo hasta aquí. – Sonrió tenuemente ante la perplejidad de su hijo y suspiró – Ella cargó contigo y se dirigió a la entrada del pueblo, una mujer escuchó sus gritos de auxilio y rápidamente los trasladaron hasta este hospital. La pobre atravesaba un ataque de nervios y fue casi imposible apartarla de ti... tan pronto sintió que estaban seguros, se desmayó...pero fue tratada al instante...en cuanto a ti – Ross tragó con nervios – Te ingresaron al quirófano y extrajeron la bala. Sufriste una leve fractura en el hueso...- El joven entornó los ojos, comprendiendo el por qué de aquel dolor de los mil demonios – Y...también tuviste un poco de fiebre...- A la mujer se le humedecieron levemente los ojos, suspiró con fuerza desviando la vista hasta el cielo azul que develaba la ventana – Cuando Elena nos llamó, te juro que casi me desmayé...Ellen y yo vinimos tan pronto pudimos...

Ross alzó su brazo sano y le acarició conciliatoriamente la cabeza a la mujer, sintiendo una opresión en el pecho al verla tan preocupada – Ya...cálmate mamá, estoy bien...mira...- Trató de sentarse en la cama pero ella lo detuvo de inmediato.

A través de mi ventana |Raura|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora