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Capitulo 25: "Regreso"

- ¡Ya me voy!

Laura bajó las escaleras de dos en dos sosteniendo un gordo bolso contra su costado y mascullando una serie de cosas. Siempre le pasaba lo mismo. Su débil despertador sonaba, ella lo apagaba diciendo que dormiría cinco minutos más y a la final esos cinco minutos se transformaban en veinte...y entonces tenía que salir volando y hacer todo apresuradamente. Definitivamente nunca cambiaría...

- Laura, ¿No vas sentarte a desayunar? – La Sra. Marano parpadeó y siguió con la mirada a su hija cuando entró a la cocina como un pequeño tornado.

- ¡No hay tiempo! Riker está esperando afuera, sabes cómo se pone cuando me retraso...

Su abuelo bajó el periódico desde su puesto en la mesa y la miró con sus pequeños ojos tras sus gafas - ¿Laura? ¿A dónde vas tan temprano?

Ella sonrió calmadamente mientras echaba un poco de jugo de manzana en un vaso y lo bebía con largos sorbos – Al hospital, abuelo...- Sonrió más cuando el viejo pareció sorprendido...siempre se sorprendía...

- ¿Estás enferma?

La muchacha se acercó para plantarle un sonoro beso en la mejilla – Estoy bien abuelo, regresaré mañana – Con eso el anciano pareció calmarse y volver a leer. ¿Cómo era que siempre que iba al hospital tenía que preguntarle si estaba enferma? Besó a su madre de igual forma y salió por la puerta, no sin antes robar una tostada de la mesa y llevársela entre los dientes.

Justo antes de salir se tropezó con Elton, el chico miró su bolso y luego a ella con repentina urgencia - ¿Te vas ya? ¡Recuerda comprarme esa patineta de la tienda frente a tu apartamento! La negra con la calavera de metal en llamas, ¡ninguna otra! Aunque pensándolo, la del símbolo arma también es genial...pero compra esa sólo en caso de que no encuentres la primera, ¿de acuerdo?

La hermana resopló cansadamente. Ahí venía Elton de nuevo con eso. Desde que esa joven de su clase había mencionado que sentía debilidad por los chicos que practicaban skateboarding había estado insistiendo en que le compraran una patineta...cómo diablos pretendía sorprenderla considerando que tenía la misma habilidad y gracia que un elefante bebe a la hora de manejar una tabla con ruedas estaba más allá de ella...– Es un poco cara...- Murmuró y su respuesta sólo generó un frunce de parte del adolescente.

- ¡No me diste nada en mi cumpleaños!

- ¡Eres un chantajista! – Le recriminó, pero luego se desvaneció y volteó los ojos – Como sea, te la compraré...- Dijo más para que se tranquilizara y no la detuviera de irse, lo beso y lo despeinó un poco en despedida antes avanzar hacia el recibidor... – ¿Ya no te conformas con paletas de limón eh? – Masculló sobre su hombro.

- ¡Ya no tengo nueve años! – Fue la vaga respuesta del joven.

Afuera el sol y el aire cálido y ligero del verano la recibieron amablemente, pudo ver al instante el automóvil de Riker esperándola pacientemente frente a su casa como de costumbre y casi corrió hasta abrir la puerta del copiloto y entrar.

- ¡Buenos días! – Saludó y al ver que Riker se preparaba con un frunce para regañarla por su retraso se acercó rápido y selló eficientemente los labios del hombre con un efusivo beso.

Por supuesto él sonrió ante eso y la saludó cálidamente cuando se alejó, al parecer olvidando el momentáneo enfado, y ella simplemente sonrió conspiradora mientras se ponía cómoda en su asiento y le daba un buen mordisco a la tostada en su mano...eso siempre funcionaba...

A través de mi ventana |Raura|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora