Capítulo 17: Noticia inesperada
Los antecedentes del hombre habían llegado aquella misma tarde en que Laura y su madre regresaron a Miami.
Hugo Sake, como decía en los documentos, no residía en la ciudad de Los Ángeles. Había huido de Varsovia, zona ubicada en el distrito de Polonia, por estar involucrado con la mafia regente del lugar. Muchos años antes ya había estado en la cárcel por un período de tres años, pues había formado parte de un grupo que se dedicaban a la extorsión y narcotráfico. Se creía que en los últimos tiempos se había vuelto a meter en problemas y grandes deudas a causa de malos negocios de tráfico de documentos y armas de fuego, por lo que había decidido permanecer en el pueblo hasta encontrar alguna otra salida sin toparse con la policía. Según los hombres que habían acudido a la taberna esa noche, Hugo había gastado el poco dinero que traía en alcohol e incluso había amenazado sin razón aparente a algunas personas, se encontraba realmente alterado y a la defensiva. Lo vieron tambalearse por un rato en las afueras del lugar hasta finalmente se marchó caminando.
Los oficiales también entrevistaron a la gente del pueblo que según las historias de los chicos, los habían visto o hablado con ellos esa tarde; tales como el joven hombre de la tienda de alquiler de bicicletas, la chica de un quiosco de bebidas, el oficial de la estación, y la misma Elena. Tanto la versión de Laura como la de Ross parecían encajar y complementarse a la perfección, y se sabía que los dos habían hablado muy poco antes de ser interrogados, por lo tanto no habrían tenido el tiempo de planear alguna coartada falsa y tan bien coordinada. Luego de investigar un poco más a fondo al chico y de finalmente establecer el hecho de que en efecto decía la verdad y había matado en defensa propia y ajena, y luego de que su padre pagara quién sabe qué sumas de dinero a la comisaría de la región por discreción y otras cosas más, Ross fue exonerado de cargos y le fue permitido regresar a Miami.
Todo había vuelto a estar en calma, todo debía ser igual que antes...pero por alguna razón, no lo era.
Ross pasó los siguientes días sin salir de su casa, mientras poco a poco su hombro sanaba y su brazo recuperaba la movilidad. Su padre se había vuelto a ir de viaje con urgencia, esta vez a Alaska y Riker había regresado a Italia para terminar su carrera. Desde entonces los días de Laura transcurrían de la misma manera: en la mañana iba al instituto, las tardes las pasaba con Ross y en las noches estudiaba para los exámenes finales, momentos en los cuales siempre desviaba la vista de su libro y la centraba en la ventana, nostálgica. Extrañaba a más no poder las noches en que Ross cruzaba el árbol y la visitaba, pero guardaba la esperanza de que volvería a hacerlo cuando sanara...sin embargo...había algo en él que había cambiado. Antes, Ross reía por todo, y hacía reír a todos, ahora le faltaba esa vitalidad que lo caracterizaba, y no era precisamente por el hecho de estar herido. El corazón de Laura se inquietaba en silencio todos los días, cuando sus ojos trataban de buscar en los de Ross ese brillo extraviado, y esas sonrisas que ya no eran tan abundantes. No habían querido hablar de nuevo de aquella fatídica noche, y Laura pensaba que quizás el recuerdo de la misma era lo que atormentaba al muchacho. Su pecho se oprimía al pensar en que quizás él estaba sufriendo más de lo que creía... ¿Qué podía hacer para ayudarle? Daría cualquier cosa con tal de que él volviera a ser el de antes, que volviera a ser ese chico impetuoso y dulcemente atrevido que la había espiado tiempo atrás...
Ross volvió al instituto poco antes del inicio de los exámenes finales. Había estudiado en casa con los apuntes de un amigo y ahora que su brazo ya estaba prácticamente perfecto, podía regresar sin más contratiempos. Muchos le preguntaron qué le había sucedido, peros siempre respondía de la misma manera simple para no levantar más expectativa, decía que había regresado a su ciudad y había resbalado de unas escaleras lesionándose el hombro. Por suerte todos le creían al instante.