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Capítulo 10: Bajo un cielo poblado de estrellas

El sol brillaba radiante en lo alto, la suave brisa mecía las hojas de los árboles mientras los niños jugaban y corrían y sus risas se fundían con el trinar de las aves que a esa hora volaban alrededor del parque. Maia se meció ligeramente y resopló, sin duda todo emanaba paz y tranquilidad...todo excepto su mejor amiga, que no paraba de llorar en el columpio de al lado con la cabeza gacha mientras el helado intacto en sus manos comenzaba a derretirse. Maia la miró con pesar y le pasó una mano conciliatoria por la cabeza. Laura le había contado todo y había quedado con la boca abierta, se le hacía difícil creer que aquel tímido y retraído Brad le había robado el tan esperado primer beso de esa manera...

- Laura, tu helado...

Laura observó su mano que comenzaba a llenarse de mantecado y finalmente se llevó el helado a la boca, lamiendo los bordes sin muchos ánimos.

- Pero no logro entender. ¿No era eso lo que tú querías? Ser besada por tu príncipe azul Brad...

La otra hizo una mueca, "Príncipe azul" de pronto le parecía un adjetivo desatinado para Brad. Guardó silencio y entonces Maia pensó que quizás era mala idea seguir hablando del tema.

- No es como lo esperaba – Dijo Laura de pronto – Definitivamente no...- Recordó el desconocido rostro de Brad, la manera ruda en que se había acercado de improvisto a ella, sus fríos labios encajándose de golpe en los suyos... arrugó el entrecejo cuando una lágrima se empeñaba en salir otra vez, bajó la mirada – Me siento tan infantil, ponerme así solo por un beso sin sentido. Pero no puedo evitarlo, nunca imaginé que definiría mi primer beso como una experiencia desastrosa...

Maia apretó los labios sin saber qué decir para animarla. La comprendía, tanto tiempo esperando el gran primer beso para que este terminara por ser...así. Esa experiencia sin duda no era como la de los cuentos que su amiga leía.

- Un beso es un beso, pero yo no sentí absolutamente nada, nada excepto desilusión.

- Pero Laura, quizás no fue el momento indicado, él estaba afligido y se precipitó, sólo debes darle tiempo a Brad...

Laura negó – No quiero verlo.

- ¿Qué? – Maia abrió los ojos – ¿Pasaste del amor al odio tan pronto?

- Yo nunca lo amé – Sentenció la otra – Amar y estar ilusionada son dos cosas muy distintas. Mi ilusión por Brad se estaba apagando de todos modos, sólo que antes no quería aceptarlo.

Maia sonrió - ¿Ves? Tú misma estás diciendo que no sentías lo mismo por él, es normal que aquel beso no fuera como querías – Lamió su propio helado, algo pensativa – Eres algo rara, hasta hace poco querías salir de la "trampa" de Ross para estar con él, y ahora no quieres verlo. – Laura la miró al escuchar aquel nombre. Maia adoptó una expresión pícara y levantó una ceja – Por cierto, ¿cómo está el insistente Ross?

Laura sonrió de medio lado. Las imágenes de él en el parque de diversiones llegaron a su mente, su sonrisa cálida, su voz llamándola, las extrañas sensaciones que le estaba despertando. ¿Qué más podrían significar? – El está bien...- Dejó su vista sobre una pacífica anciana sentada en una banca de madera que le lanzaba maíz a las palomas y habló tranquilamente – ¿Sabes? Antes pensaba que Bradley era el único al que podía mirar, el único para mí. Pero de la nada apareció Ross – Sonrió levemente – No sé cómo ni cuándo, pero se convirtió en alguien muy especial para mí. Me gusta estar con él.

Maia rió abiertamente y le arrebató el helado de las manos, Laura no protestó demasiado. – Quizás él pueda sacarte de tu tristeza – Dijo y se levantó lamiendo el helado, la otra percibió un tenue sonrojo en sus mejillas y esbozó una pequeña sonrisa esperanzada. Si...tal vez...él podría...

A través de mi ventana |Raura|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora