Capítulo 23: "Preludio de confusión"
- ¡Maldición!
Ross saltó horrorizado ante la pantalla de su portátil. Calum, que llevaba un buen rato recostado en su respectiva cama de arriba, había estado jugueteando con una pelota de tenis, pero al escuchar a su compañero lanzar una sarta de palabras incomprensibles para él y que a juzgar por el tono podía apostar su vida a que no eran demasiado decentes, se limitó a observarlo con asombro desde donde estaba.
- ¿Puedo preguntar qué pasa?
Como lo suponía, el otro no respondió. Parecía incluso que todo su cuerpo estaba tenso y había dejado de respirar, con las manos a cada lado del portátil y con la mirada tan llena de expectación y ansias que parecía que de un momento a otro le iban a develar cuanto le quedaba de vida.
Luego de un momento Ross abrió más los ojos, botó todo el aire de sus pulmones y se desplomó en la silla giratoria dejando la cabeza colgar hacia un lado. Casi se podía ver una sonrisa de infinita felicidad en su rostro.
- Qué susto fue ese... – Susurró con una carga extrema de alivio. El otro sonrió con diversión y se irguió para sentarse de piernas cruzadas en la cama.
- Déjame adivinar, pensaste que no habías guardado el trabajo – Farfulló Calum más como una afirmación que como una pregunta.
Ross bufó molesto.
- ¡Llevo horas haciendo esta porquería y de un momento a otro el portátil se apaga sin más! Por suerte los datos se salvaron, bueno, casi todos. Las últimas correcciones no están... pero son lo menos importante.
Calum bajó de la litera de un pequeño salto, aterrizó suavemente y avanzó hasta el mini refrigerador que había en una esquina de la recámara, lo abrió para sacar dos latas de gaseosa, de las cuales lanzó una que fue atajada fácilmente por la mano de Ross.
- Gracias, necesitaba una – Dijo el estresado joven mientras quitaba el anillo de la lata y se apresuraba a dar profundos tragos de la burbujeante y fría bebida. Calum arrastró sus pasos hasta el taburete a su lado y se sentó descuidadamente bebiendo también.
- Has estado todo el día sentado frente a esa pantalla. No te vendría mal un descanso.
- No, quiero terminar con esto de una vez.
- Seguro te duele la cabeza.
- Endemoniadamente.
- Entonces descansa y continúalo más tarde.
- No.
Calum suspiró. Conocía el carácter de Ross, sabía que era demasiado testarudo cuando se proponía algo.
- En realidad no me falta demasiado – Agregó Ross volviendo a teclear con destreza – Luego de terminar iremos a comer hamburguesas en esa tienda del otro día ¿está bien?
Ante eso el chico de rojos cabellos agrandó los ojos con emotividad y se acercó considerablemente a su rostro hablando lento y suave – ¿Me lo prometes? ¿Pagarás tú?
- Serás idiota - Rió Ross empujándolo hasta hacerlo caer de espaldas al suelo. Calum también rió mientras se incorporaba ayudado de un brazo y se sobaba la cabeza.
- Ya imbécil, sólo jugaba...aunque... realmente estoy algo escaso de dinero...
- Qué extraño – Ironizó Ross sin apartar la vista de las letras que se marcaban rápidamente frente a él – Pagaré yo, ahora cállate y déjame terminar.