ᴛᴇᴇɴᴀɢᴇʀ [ᴊᴀᴄᴋꜱᴏɴ ᴡᴀɴɢ]✓ //En Edición//

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Capítulo 03:
Inocente rechazo.

Jackson creyó que el favor por parte de su socio Min Jae sería la cosa más fácil que podría hacer jamás, cuidar a una niña, a su hija. No le gustaban los niños, pero podría manejarlo por un par de horas, no sería una tortura después de todo con tal de contentar al hombre. Sin embargo, aún se arrepentía por aceptar el pedido de su socio, porque ella no era una niña, y le volvía loco ese hecho. El señor de mayor edad no hablaba sobre su vida familiar, por eso quiso creer que la hija de MinJae se trataría de una chiquilla de no más de diez años.

El olor a lavandas silvestres y sus labios rojizos levemente abiertos estaban tatuados en su mente, martirizándola hasta robarle con egoísmo el sueño. Mentiría si dijera que no tuvo que complacerse a él mismo para bajar esa endemoniada erección, porque aunque tenía una fila de chicas esperando por entrar a su cama, ninguna se asemejaba a Minah y quería averiguar el porqué lo más pronto posible. Era descabellado desear tanto físicamente a una adolescente como ella, que sus edades los separaban abismalmente, pero el hecho de que fuese prohibida lo impulsaba más a tomar lo que no le pertenecía. A él le gustaban los retos, y hasta no poder obtener lo que tanto anhelada, no se se detendría.

Se imaginaba como habría sido el rostro adorable de la chica al recibir los bombones que exclusivamente pidió para ella, de seguro se habrá llevado una gran sorpresa; hubiese dado toda su fortuna con tal de haber sido él el que le entregaste el obsequio personalmente, pero sería muy precipitado de su parte, su intención no era asustarla mucho menos alejarla de su lado.

Esa tarde en la oficina esperó cada segundo del reloj con tal de que llegara la hora para que Minah llegase del colegio, las ansias que tenía por verla crecían con el correr del minutero y ya no podía concentrase como debía en los documentos que estaban frente a él y todo debido a aquél rostro angelical que conquistaba sus suspiros. No obstante, las veces que salió a husmear fuera de oficina no la encontró por ningún lado, y eso le pareció demasiado extraño considerando que ya eran las tres de la tarde. Decidiendo llevar algunos papeles que debía firmar su socio, irrumpió en la oficina de éste como de costumbre, llevándose una sonrisa que barrió con su mal humor en instantes.

Allí estaba la chica de largos y oscuros cabellos, dándole la espalda mientras conversaba de algo ameno con su padre mientras éste trabajaba en el escritorio. Ellos no detuvieron la charla hasta que MinJae se percató de la presencia de Jackson.

—Uh, no te esperaba tan temprano. —Demostró su sorpresa al verle ahí.

Con inmediatez Minah se tensó sobre el sofá, él tan sólo evitó reír por la reacción tan espontánea.

—He terminado con los acuerdos temprano, necesito su firma. —Comentó respetuosamente. El hombre era mucho mayor que Jackson, y aunque hubiese insistido en no hablarle con formalidades, el castaño se había negado sin pensarlo mucho.

Pasados unos minutos de silencio tranquilo, se escuchó una corta risa por parte de la chica, fue de una manera genuina que le hizo eco en los oídos. Aquello indudablemente fue una melodía para Jackson, nunca le había escuchado reír, era encantadora en muchos sentidos. Le seguía tomando por sorpresa.

—Padre —Llamó la atención del mayor educadamente—, Kim Yugyeom me ha invitado a tomar un café, ¿me dejarías ir? —La insistencia era notable en su tono, parecía muy emocionada por el ofrecimiento.

Observó la escena reservado desde el medio del salón, un poco apartado de ambos, sin interrumpir. Byul Min Jae apartó las gafas del puente de su nariz, e hizo como si estuviese pensando, porque era obvio que realmente no lo estaba haciendo, los padres tan solo hacían eso para causar tensión innecesaria en sus hijos. Jackson rogó para que le negara a Minah el ir a alguna parte, porque quería verla por el resto de la tarde. Le impresionaba a sí mismo su egoísmo por una completa desconocida, queriendo tenerla par él sola mientras fuese posible.