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Capítulo 02:

Inocente caricia



Byul MinAh

De seguro sus ojeras se notaban mucho, porque su mejor amigo llevaba más de diez minutos viéndola fijamente como si no tuviese nada más interesante que observar. El chico tenía una expresión confusa, que Minah no pudo leer a pesar de todos los años que llevaba conociendo al alegre pelinegro. Entendía muy bien que su aspecto no era el mejor ésta mañana, a duras penas pegó un ojo mucho después de la media noche, pero no por eso, Kim Yugyeom la debía observar detenidamente sin prestar la mínima atención a la clase de química.

—Yugy, ya basta —Gimoteó con un tono cansino—, estás perdiendo tu clase por mí.

El alto sólo se encogió de hombros sin importarle las palabras de su mejor amiga. Para él, ella era su prioridad, la conocía desde hace mucho, y comúnmente Minah iba de aquí para allá con una sonrisa. Pero esta mañana se veía extenuada.

—¡Vamos, Minnie! —Insistió en voz baja, y Minah frunció su nariz ante el apodo infantil. No le gustaban los apodos en ella, pero de Yugyeom aceptaba todo —. Te sucede algo extra...

—¿Pueden callarse? —Se quejó el de cabellos plateados irrumpiendo en la conversación—, aún intento salvar química con un buen promedio.

Yugyeom y Minah contuvieron una risotada al escuchar la voz preocupada de su amigo. Jamás lo habían escuchado decir algo como aquello, por lo general, era de esos que no estudiaban ni un poco pero finalmente conseguían una buena calificación. No descifraban cómo lo lograba, quizás el delgado tailandés era un cerebrito sin decirles nada.

—Bammie, no me hagas reír. —Le advirtió la chica, cerrando su cuaderno de flores porque ya había terminado con los ejercicios que la profesora había indicado una hora antes.

Era buena en la química, y le gustaba lo suficiente como para no aburrirse. En cambio, las matemáticas la traían demente. Aunque si lo pensaba un poco,  la lección de álgebra de ayer por la tarde con el señor Wang fue mejor de lo que esperaba, demonios sí, nunca pensó que le agradecería algo a los números,  pero lo estaba haciendo esta vez. El castaño no apareció en sus pensamientos desde que se fue a dormir casi a las tres de la madrugada por su causa, y ahora se infiltraba en sus pensamientos dejándola tan fuera de sí como siempre.

—¿Sigues ahí, Minah? —BamBam la llamó, sacándola de su ensueño con Jackson Wang.

Luego de una sacudida de cabeza drástica, asintió hacia su amigo con una débil sonrisa que no convencía a nadie. Esperaba que el castaño no apareciese en su cabeza a menudo, porque de lo contrario, tendría problemas para mantener una conversación por más de dos minutos antes de que pensara en él una vez más y se desconcentrase.

El timbre de salida marcó la hora de irse a casa, y los tres amigos de infancia salieron juntos del salón de clases, como todos los días durante casi once años. Minah conocía a ese par desde que tenía memoria, los padres de ambos habían sido aliados de negocios con su padre, y de vez en cuando iban al club de campo por una partida de golf o tenis, haciendo que los niños se hiciesen inseparables con el pasar de los días. La pelinegro no era amiga de otras chicas en su escuela o fuera de ella, siempre tuvo una mala experiencia con las amistades de sexo femenino y por eso, no cambiaría jamás la estrecha amistad que tenía con el par de torpes que siempre  cuidaban con atención de ella.

—¿Vendrás a mi casa? —Preguntó Yugyeom cuando arrancó el lujoso Hyundai que su padre le había obsequiado recientemente por su cumpleaños.

Minah envidiaba en muchos aspectos a su mejor amigo. Ya tenía permiso de conducir provicional, no era tratado como un niño, y lo mejor de todo, tenía un par de padres amorosos que darían la vida por él. La familia Kim era muy unida, y su hijo era la principal adoración de todos en casa.

ᴛᴇᴇɴᴀɢᴇʀ [ᴊᴀᴄᴋꜱᴏɴ ᴡᴀɴɢ]✓ //En Edición//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora