ᴛᴇᴇɴᴀɢᴇʀ [ᴊᴀᴄᴋꜱᴏɴ ᴡᴀɴɢ]✓ //En Edición//

•05•

Capítulo 05:

Inocente envidia

Minah

Con el cuerpo ligeramente entumecido, se estiró sobre las blandas sábanas que la cubrían cálidamente del frío que envolvía el lugar. Sería inevitable no recibir el día con una buena sonrisa, porque había tenido la mejor noche con la que cualquier chica de su edad la envidiaría. Al instante que sus ojos se abrieron con total plenitud pudo notar el espacio que previamente estaba ocupado, y ya no existía rastro de él por ningún lugar. Mentiría si decía que no sintió un desagrado instalarse en su ser, de tan sólo ver el vacío que ahora estorbaba en la cama.

Recordaba cada trazo de las manos ásperas de Jackson recorrer su cintura, alojándose sin consentimiento en sus caderas y dándole resueltas caricias sobre su piel cubierta hasta hacerla suspirar. De sólo pensarlo, se ruborizaba con vergüenza porque no sólo las imágenes aparecían en su cabeza, sino, que las sensaciones volvían. Realmente había sucedido lo que sólo ocurría en sus mejores y más secretos sueños con el empresario. Él la besó con tanta posesión que se creyó suya por unos instantes, durante ese largo y apasionado beso que ansiaba por repetir cuanto antes.

Se encontraba aún en la comodidad de la cama mientras hacía memoria de todo lo sucedido la madrugada anterior, nunca pensó que Jackson fuese mejor besador de lo que sus sueños pintaban, y sin dudas, había sido el primer beso más memorable que alguien podría tener. El amanecer se colaba por la claraboya artística sobre ella-la cual no notó la noche anterior-, y ahora le parecía la cosa más hermosa que podía haberse encontrado esa mañana. El sol no se asomaba, por eso, asumía que era muy temprano en la mañana. La duda la invadió al caer en cuenta que Jackson no se encontraba por ningún lugar de la habitación, y era la mañana de un sábado, no tendría que ir al trabajo.

Al fondo de la amplia habitación pudo distinguir el tenue sonido de agua caer, y con rapidez divisó la puerta blanca entreabierta dejando un hilo de luz filtrándose a la habitación. Sus pies se quejaron por el frío del suelo de manera cuando hicieron contacto fijo con éste, no sabía cómo acabó sin zapatos, pero estaba segura que Jackson se hizo cargo de eso entre su estado de ebriedad. Con curiosidad, asomó de una manera breve la cabeza entre la rendija que aún quedaba entreabierta sin darle una buena vista de lo que se encontraba adentro, pero sabía bien que se trataba del cuarto de baño. En un movimiento torpe e improvisado, su mano movió el pomo hasta abrir la puerta completamente, dejando a la vista el equipado baño.

Se ahogó el jadeo que estaba por venir, gracias a la mezcla de olores que provenían de dentro. El lugar se sumía en vapor por la ducha caliente, y el sofocante aroma a Jackson le invadió cada poro posible de su cuerpo, provocando espasmos dolorosos para sí misma aún vulnerable por lo de la madrugada. Cuando la leve neblina despejó un poco el ambiente, su mirada se quedó adherida a lo que vio como si tuviese en sus ojos el mejor de los pegamentos.

Era la vista más viril que en su vida pudo ver.

Mientras Jackson hacía caso omiso a su presencia muy concentrado en lavar atentamente su cabello, sus dedos largos y elegantes masajeaban el cabello con paciencia. Al cerrar sus ojos, ella imaginaba como él hacia lo mismo en su cuerpo, no importaba el lugar, tan sólo quería que la tocase. Sintió que no sería suficiente que lo mirase todo ese tiempo, porque deseaba conocer cada rincón de él, así pareciera una acosadora. Minah llegó a la conclusión que definitivamente se estaba volviendo loca a causa de ese hombre. La ducha de vidrios cristalinos le daba una vista perfecta del cuerpo desnudo de Jackson, sin embargo, sólo podía ver del torso hacia arriba, porque un polarizado grisáceo en degradé distorsionaba la vista inferior.