Capítulo 16

188 18 0
                                    

Al poco rato me encuentro en la habitación con el gran piano, ya que no me pude concentrar en el trabajo gracias al señor ‘’Yo cumplo, lo que propongo’’

Toco sin parar la hermosa canción de Christian Castro “Cuando Me Miras así” haciendo que recuerde el momento tan excitante entre Nicholas y yo, y como su mirada tiene tanto poder sobre mi cuerpo.

Cuando me miras así, perdida estoy, cuando me miras así, contigo voy. –trato de no cantar tan fuerte, para que él no se vaya a dar cuenta–. Que puedo hacer tus ojos son el imán de mi corazón., cuando me miras así completa estoy. Cuando me miras así yo sé quién soy. –lo veo entrar en la habitación y voy a detenerme, pero él me hace una señal para que continúe, tomando asiento a mi lado mirándome con total fascinación al verme tocar y cantar–. Cuando tú me miras así, no hace falta nada más, solo ganas siento de dejarme llevar…

Lo miro al finalizar la canción, cambiando la última parte de la canción.

De repente se hace un silencio, pero no incómodo. Es como si las palabras sobraran y las que hablaran fueran nuestras miradas. Nicholas se acerca hasta estar muy, pero muy cerca de mi rostro.

—Que hermosa canción, ¿y las cantaste por? –Pregunta.
—Yo…

Aparto la mirada.

—Quiero que me respondas, mirándome a los ojos. –Pide haciéndome verlo nuevamente.

Ahora que demonios le voy a decir.
Pues la verdad. Comenta mi voz interior.
De eso nada. Contraataca mi razón.

Nicholas me mira esperando una respuesta.

—Nicholas…

Pero comienzo a  sentir como una de sus manos, roza mi brazo haciendo que mi piel se erice por completo.

—Te escucho. –Dice él muy canalla, con una media sonrisa en sus labios.
—Esa canción la cante por…

Ahora sus dedos aprietan uno de mis pezones.
Muerdo mi labio inferior, para detener el gemido de excitación que se aproxima a salir de mi boca.

—Continúa Isabel. –Pide con cierto brillo en la mirada.

Pero no pienso dejarlo creer que sus roces, me desconciertan.

—La canción me hace recordar el efecto que tiene tu…

Me detengo por completo al sentir como su otra mano, hace su camino hacia mi centro levantando el dobladillo de mi camisón.

—¿Mí qué? –Pregunta.
—Nicholas…

Él solo sonríe con esa condenada sonrisa, mientras me hace girar hacia él, levantando una de mis piernas y pasarla por encima del asiento, dejándome abierta para él.

Me ruborizo al ser consciente, de todo esto que me está haciendo.

—Estas ruborizada –se inclina un poco más cerca de mis labios–. Y me gusta ser el causante de ese rubor.

Cierro los ojos, al sentir como Nicholas palpa lo húmeda que estoy.

—Deseo que sigas hablando. –Continúa diciéndome, al empezar a hacer círculos por encima de mis bragas.

Y como pretende que hable, excitándome de esta manera.
Me arqueo al sentir tanto placer, y eso que solo son sus dedos.

—Nicholas… Estoy a punto…

De repente se detiene.
Abro los ojos de golpe y lo veo levantarse con una gran sonrisa de satisfacción.

No puede ser, no volverá a dejarme así. Verdad.

—Nicholas…
—Solo venía a decirte que saldré por un momento –comienza a alejarse en dirección a la puerta–. Ya quiero que llegue el anochecer, para enseñarte lo que me muero por hacerte, y para que me termines de decir lo que te hace mi mirada. –Sentencia al salir.

Volviéndome a dejar así.

<< Que estúpida, debí haberlo visto venir >>

De repente una idea cruza mi mente, y antes que la duda cristalice, me dirijo a la habitación muy decidida.

Porque una cosas si hacemos mucho los venezolanos, “Que el que nos lo hace, nos la paga”…

Destino ¿Te atreverías a creer en él?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora