La Noche de los Olvidados

El Inicio De todo Lo Malo

Una vez que empezamos a caminar Sofía se detuvo.

— ¿Que pasa Sofía? —pregunté viéndola a los ojos.

—Siento que algo está mal, pero aun no sé qué es. —dijo ella con rostro pensativo.

Nos quedamos unos minutos mientras ella pensaba inerte y sin decir ni una sola palabra, al principio me asusto, pero con el tiempo pensé que era sólo un presentimiento.

—Sofía...

—Continuemos con nuestra aventura. —respondió con voz nerviosa.

Continuamos caminado hacia aquel lugar cuando de pronto en la entrada del bosque Sofía empezó a murmurar.

—Creo que no debería estar aquí. —dijo muy callada.

—Bueno, si no quieres continuar puedes regresar a tu casa. —dije un poco molesto.

Sin mediar ni una sola palabra más empezó a caminar hacia el bosque.

Al entrar al bosque notamos que estaba en penumbras con una neblina demasiado densa incluso para poder ver algún árbol a primera vista y un silencio demasiado estremecedor ya que no había ni un solo pájaro o criatura que hiciera ruido.

—Un ambiente demasiado misterioso, ¿no lo crees? —dije con voz oscura.

—Estoy lista para descubrir todo. —dijo con alegría en su rostro.

—Bastante optimista ¿cierto?

—Pues claro, para que vas a pensar que te ira mal, es como deseártelo. —dijo con voz sabia.

—En eso tienes razón amiga. —dije bastante convencido.

Empezamos a caminar en línea recta sin saber a qué lugar íbamos a parar ya que no se podía ver ni una silueta o sombra en el horizonte cuando de repente se escuchó un sonido muy fuerte y junto a él una luz como la de aquel día lluvioso.

Corrimos sin mirar a ningún otro lado que no fuera de donde salió aquella luz tan incandescente, tropecé y Sofía me levanto rápidamente.

Y después de tanto caminar llegamos a un extraño lugar que parecía ser el centro de una estructura; con las paredes mohosas y de color gris como de piedra muy antigua, con 4 columnas a los lados donde no llegaba la neblina ya que el lugar estaba limpio de ella, en el centro un pequeño marco de puerta con unas letras grabadas en la piedra.

"En la luz de los que viven y en pos de los que quieren ser recordados"

En el suelo unas letras casi imperceptibles por el tiempo que llevaban de ser grabadas.

"Las puertas se tienen que abrir, cuando el corazón de alguien lo necesite"

Sofía estaba asombrada por el gran descubrimiento que habíamos hecho ya que la luz del sol pegaba directamente en el centro transformándolo a un lugar fascinante y antiguo.

—Vez, y tú que querías regresar. —exclame con voz victoriosa.

— ¡Ha! si no hubiera sido por la luz nos hubiéramos perdido. —dijo para opacar su derrota.

Empezamos a inspeccionar el lugar exhaustivamente con gran entusiasmo tratando de buscar algo importante o algún recuerdo para llevarse a casa por si nunca volvíamos a regresar allí.

—Toda buena persona siempre tiene algo que decir. —dijo una voz en medio de la niebla que quedaba abajo de aquel camino dejándonos atónitos.

—Veo que han llegado a un final, y alguien ya llegó a aquel lugar. — dijo aquella voz desvaneciéndose en la neblina.