"La memoria se mide por las personas que te recuerdan y en ellas vivirá tu recuerdo"
Después de un destello rojiblanco durante el movimiento mi cuerpo se sentía como pluma, nos sabía a donde iba ni que me deparará este camino, solo sentía la mano de Sofía la cual no solté en ningún momento por miedo a perderla y ya nunca saber más de ella.
En un pequeño instante salimos disparados hacia unos campos de trigo seco y descolorido que fue un lugar perfecto para descender sin lastimarnos por la gran velocidad, por el impacto me quede totalmente dormido.
Recuerdo que esa vez no soñé nada, mi mente estuvo en blanco durante una hora completa.
Al despertar pude ver una cabaña, parecida a la casita del bosque donde me encontré a Sofía mientras buscaba misterios, con ese tono grisáceo, pero al contrario de la otra, esta casa se veía de caoba nueva y mucho más grande, tal vez recién hecha, pero con el tono de envejecimiento.
En ese momento reaccione y recordé que estaba con Sofía, voltee mi mirada a todos lados y no había rastro de ella, me empezó a preocupar demasiado.
— ¿Y ahora que hare? —Dije con voz de desesperación.
—Tranquilo, siempre encuentras lo que más buscas. —dijo un viejo a lo lejos.
—Gracias por eso, me ayuda enserio. —respondí con un tono de sarcasmo.
Me acerque hacia él ya que no sabía mi ubicación, ni donde estaba, ni que debía hacer para regresar a casa.
—Oiga, sabe dónde estamos. —pregunté.
—Estamos es Geurla, un pueblo tranquilo y con gente anciana. —dijo riéndose un poco.
—Cielos, una pregunta ¿sabe dónde queda Claiton y cómo puedo regresar?
—No jovencito, en todo el tiempo que estado aquí jamás he oído de tal lugar. —Respondió rascándose el poco pelo que tenía en la cabeza.
—Bueno debo irme, me esperan del otro lado del valle. —dijo viendo al horizonte.
—Feliz día. —respondí despidiéndome de él.
Empecé a ver a mi alrededor, buscando un camino o el lugar de donde había venido, no miraba más que árboles y pequeñas arboledas junto a la cabaña de caoba. Viendo un pequeño camino decidí dirigirme hacia él ya que estaba solo, no sabía dónde estaba ni por dónde rayos debía buscar a Sofía.
Después de horas caminado empiezo a ver aliento de civilización, veía personas a lo lejos del valle y aún más árboles lo cual me desánimo mucho.
Estaba hambriento y cansado por la caminata cuando de pronto pude visualizar un árbol de manzanas.
—Veo que por fin la suerte me sonríe. —dije corriendo de prisa hacia aquel árbol.
Cuando al faltar unos pasos una sombra se presenta ante mí, era aquella que me trajo a este lugar desconocido.
—Tú de nuevo, a que me has traído aquí. —dije con tono fuerte.
— ¿Yo?, Tu entraste por tu cuenta, no es así... ¿tu amiga donde esta eh? —dijo en tono prejuicioso como el de un estafador.
—No sé qué le hayas hecho, pero devuélvemela. —exclamé.
—Ustedes están por su propia cuenta, yo no he metido mi mano por ustedes, su camino se hará y tendrás opción de crearlo.
— ¿Cómo puedo regresar a mi casa, a donde yo vivo, dime?
—Eso tendrás que descubrirlo tú solo, Bienvenido a "al país de los olvidados".
— ¿A la ciudad de los que? —dije garabateando en mis pensamientos.
—Eres listo, sabrás que hacer. —dijo mientras desaparecía en una neblina efímera y distante.
Sin saber quién era aquel tipo o que tendría que hacer para recuperar a Sofía recordé lo hambriento que estaba así que me dirigí hacia aquel árbol. Trepándome en sus ramas obtuve algunas manzanas rojas y bien maduras con un sabor muy dulce y agradable para el paladar.
Al bajarme vi unas pequeñas luces, como pequeñas personitas a lo lejos.
—Serán esas criaturas que mi madre me contaba, durmientes. —me pregunté.
Intenté atrapar a una, pero eran demasiado veloces y en uno de mis intentos me topé con una viejecilla; con un saco de plumas y zapatos caros y viejos como los de ella, vestida de negro y azul.
—Disculpe señora. —dije por el altercado.
—Niño tenga respeto y váyase de aquí, me molesta su presencia. —respondió con una actitud prepotente y desagradable.
Empecé a caminar rápidamente y un poco molesto siguiendo un pequeño tramo de calle cincelada con arena blanquizca.
En mi camino hacia ningún lado vi un pequeño aviso.
"Bienvenido a Wastion Bor"
Más abajo había unas pequeñas letras las cuales no pude leer ya que no se veían por la oxidación de aquel aviso de metal junto a la calle.
Al llegar a aquel aviso me topé con un camino muy largo de campos verdes y no había señal de vida en aquel lugar, estaba desierto.
Emprendí mi camino pasando por aquellos campos de pasto, un buen lugar para una casa o centro de recreación donde se podía jugar.
Llegue a tal pueblo viendo gente vieja y pocos jóvenes, opte a acercarme y preguntar cómo podía regresar a mi hogar.
— ¡Buenas ¿Alguien sabe dónde queda Claiton?! —gritando para que alguien me respondiera.
—Vienes de muy lejos, deberías seguir tu camino, en el pueblo de Livande allí hay un tipo que conoce casi todo, creo que él te dirá como regresar. —respondió un viejo en la ventana de su casa
— ¡Gracias! —grité en agradecimiento.
Emprendí mi camino hacia Livande sin saber que me esperaba en mi camino ni hacia donde ir para llegar, solo sabía que era el único que me ayudaría a regresar a casa.
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La Noche de los Olvidados
FantasyEsta es la historia de David, un chico de 13 años quien vivirá la aventura de su vida, Un dia como cualquiera su vida cambio de un momento para otro, llevandolo a hacía un nuevo lugar plagado de misterios y muchos desafios que le haran la vida mas c...