Preludio de lux

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En mis últimos momentos solo esperaba a la muerte cuando un calor invadió todo mi cuerpo, todo empezó a sentirse cálido, la atmósfera empezaba a cambiar, todo se sentía familiar, abrí mis ojos y toda la oscuridad se había apartado de mí, había luz alrededor de mí, y era la capucha de la cueva la cual me había salvado de la oscuridad, sentía como si había nacido de nuevo, el poder que sentía era increíble, así de aquel lugar tan oscuro.

EmergÍ en un mundo destruido, el suelo era un inmenso mar de oscuridad, la noche roja marcaba el cielo y la luna está destrozada, ya no existía nada más que la oscuridad, en eso de toda la oscuridad, salieron criaturas flotantes, estos eran las almas que eran afectadas por la oscuridad y esta era su noche, era la noche de los olvidados, sus almas muestran el lado más oscuro.

Todas fueron hacia mi lamentándose, salían de todos lados, saque mi espada e intente defenderme del espíritu más cercano, para mi suerte la espada no le hacía nada, solo le traspasaba mientras se reía.

—No puedes hacerme nada con un simple fuego, solo somos almas. —dijo tratando de tomarme.

Me aleje de esa criatura y observe para todos lados, entonces vi una puerta roja, que se parecía mucho a la entrada a este lugar, pero mucho más oscura y sombría, no tenía otra opción que entrar, con tal de que escapar y debía moverme rápido para tener oportunidad de llegar.

Traspase la entrada y todo sucedió como la primera vez, pero esta vez sí pude mantener los ojos abiertos para ver las maravillas de aquel lugar, aquellos seres me siguieron pero no le tome atención por el espectáculo, aunque todo se volvía oscuro, rojizo y oscuro, pase atravesó de un líquido rojo como la sangre pero este no manchaba, era como tocar el agua sin mojarse, al llegar al otro lado quede en silencio, mis piernas empezaron a temblar, estaba de regreso en mi mundo pero al ver al cielo y estaba todo rojo, la luna estaba igual de roja aunque intacta, este escenario era muy atemorizante.

Entonces todos esos espíritus los cuales querían salir pasaron por la puerta, al verlos todos buscándome comencé a bajar la montaña en la cual esta, estas me seguían hasta caer al final, salí del bosque con todas esas cosas detrás de mí.

—Amigos míos, estamos afuera. —dijo una voz con gran fuerza.

Era Richar, los olvidados lo escucharon y se detuvieron, se esparcieron y dejaron de perseguirme, quedé totalmente asustado, corrí hacia a mi casa para poder ver a mi madre y alejarla de todo esto, pero algo me estremeció con tal fuerza que no pude decir nada, ni expresarme, la casa está destruida, en ruinas, no había nada, no estaba mi madre, mi cuarto, mi casa ya no era nada más que escombros y memorias que me hacían llorar, no podía hacer nada para arreglar lo que estaba sucediendo.

Entre mis lágrimas empecé a escuchar gritos, gente del pueblo salía corriendo mientras almas se metían en ellas, como diez en cada una, solo miraba sus rostros de desesperación, todo era demasiado turbio, caí hincado pensado en que hacer, todo se miraba imposible... Mis lágrimas brotaban pensando en una rendición.

—Aun tienes mucho que dar. —dijo una voz en mi interior.

— ¿Quién eres tú? —pregunte.

—Hijo... hazme sentir orgulloso. —era la voz de mi padre.

Entonces en mi broto una fuerza muy fuerte en mi interior, y una luz broto en mi alma, me levante con convicción y alce mi espada.

—Ni la oscuridad vencerá la luz que protege este lugar. —dije con la voz alzada

Corrí hacia donde estaba Richar con sus manos alzadas y grité.

— ¡Vamos pelea! —dije con convicción.

La Noche de los OlvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora