Pasos y luces

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"A veces me escondo en rincones esperando a que la tormenta cese" 


Ciertamente no sabía cómo iba a salir, ya estaba a punto que correr y empujar a quien resguardaba la salida, era un acto muy estúpido si quería sobrevivir así que tome más estrategia y quise lograr que perdiera la concentración y se fuera.

Me encontraba cerca de varias antorchas, si tomaba una y la lanzaba al otro lado de aquel lugar tal vez lograría que fuera hacia allá pero no sabía si había algo peor afuera.

Me tome de valor, tome la antorcha y con toda mi fuerza la lance al otro extremo del cuarto, para mi desdicha quien resguardaba la salida me vio a mi antes que, a cualquier otra cosa, estaba aterrado, así que solo guarde silencio en una esquina esperando que aquella criatura se fuera muy lejos o que regresara a su puesto para intentar nuevamente persuadirlo.

— ¡El niño ha escapado! —Se empezó a escuchar por toda la habitación.

—Este chico me saca de quicio, tenemos que encontrarlo ahora. —dijo el guardia.

—Pues es más que claro bestia repulsiva. -dijo otra voz muy familiar.

—Señor nuestro.

— ¡¿Qué quieres?! —pregunto alzando la voz.

—Usted tiene el poder de encontrarlo, ya ha estado con el anteriormente ¿no? —dijo preguntándole.

—Recuerda que no soy yo quien estuvo con él.

En ese momento me percate que la misma voz penetrante que había escuchado por las celdas era la misma voz que en ese momento se me hacía tan familiar.

Necesitaba quitarme las dudas y quise asomarme un poco para ver si podría reconocer a esa persona.

Me quedé helado cuando vi un aura muy oscura a su alrededor, pero lo que más me sorprendió era que esa persona fue la misma quien me libero de la celda, no comprendía nada de que lo que sucedía, era muy extraño para mí. En ese momento no se en que estaba pensando, pero fue mi mayor solución, comencé a correr hacia la salida, tire al guardia y solo escuche decir.

— ¡Atrápenlo!

Corría por mi vida nuevamente, ya mis piernas no eran tan rápidas, pero corría gracias a mi miedo a morir, no se para que me han traído las luces o que necesitaban, pero mi vida dependía de correr.

Llegue a un acantilado, solo escuchaba voces diciendo "¡atrápenlo!" "¡que no escape!" "¡corran!" con mi aliento tembloroso y un dolor de cuerpo fatal, no pensaba en lanzarme ya que había rocas las cuales podrían matarme, pero no tenía motivos, de qué manera deseaba morir realmente, ya no quedaba vuelta atrás.

— ¿Estás seguro de querer morir? —dijo una voz minúscula.

— ¿Quién eres? —pregunte rápidamente.

—Quienes te trajimos aquí, lamentamos irnos, pero la oscuridad nos opaca y es imposible hablar contigo.

— ¿Entonces por culpa ustedes moriré hoy?

—No.... podemos escuchar tu mente y tus deseos y no morirás. —dijeron girando en mí.

— ¿Qué debo hacer entonces?

En ese instante salieron todas criaturas de las que corría y ya estaban detrás de mí, seguí preguntando qué hacer y estas ya no estaban conmigo así que decidí morir de manera que no le dejara a la oscuridad mi cuerpo así que salte.

Solo recuerdo cuando una rama golpeo mi cuerpo y quede inconsciente.

"Una luz brillara siempre que andes en el camino correcto"

La Noche de los OlvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora