Al salir de ese túnel de drenaje aún recuerdo el bello paisaje del otro lado, un paisaje hermoso, tan distinto a la ciudad de Craytow ya que era un lugar tan desolador me partió en muchos sentidos mi interior recuerdo las caras de esas criaturas como si hubiera sido ayer, bueno que pude escapar de aquel horrible lugar.
Al estar en el bosque camine hacia delante sin mirar atrás creyendo que al fin hallaría paz, tal vez si la encontré pues era un bosque desconocido, pero tenía tanta tranquilidad como si no fuese allegado a la Ciudad de los errantes.
En medio de tanta arboleda pude divisar una ciudad, con tanta tranquilidad como ninguna otra, caminé hacia ella con tanta felicidad de que por fin estaba seguro.
Llegando a una de las calles me encuentro con una mujer bastante elegante y de buen porte las cual vestía un lindo vestido a azul con encaje y unos zapatos que eran gran complemento de su vestido, con rostro de felicidad que hace mucho que no veía.
Llegando cerca de ella le pregunté.
—Hola ¿me podrías decir en dónde estamos? —ella con una bella sonrisa me respondió.
—Pues estamos de Dreslad, una de las mejores ciudades de aquí, como es que no sabías donde estamos, ¿Qué no eres de por aquí? —pregunto con curiosidad.
—No, yo vivo en Claiton un bello y tranquilo lugar al cual no sé cómo regresare. —respondí desanimado.
—Tranquilo ya encontraras en camino de vuelta a casa, eres un jovencito muy valiente al estar perdido de esta manera, tal vez nunca he oído de ese lugar, pero es porque nunca me he ido de aquí. –respondió.
—Esa podría ser una gran razón.
— ¿No se te antoja acompañarme por un café? —me pregunto muy amigable.
—Pero no tengo dinero para ni siquiera un vaso de agua. —respondí.
—No te preocupes, yo invito.
Nos pusimos en camino hacia un pequeño local donde vendían café a toda hora, bueno, eso decía en un cartel afuera del local, tenía paredes marrones con una puerta verde y alumbrado por dentro y por fuera.
Al entrar al local, la mujer saluda amablemente al señor que atendía aquel pequeño local.
—Buenos días. —dijo saludando con la mano.
—Buenos días, vas a querer lo de siempre.
—No, hoy vengo con un acompañante. —dijo refiriéndose a mí.
—Oh, Entonces que se le apetece al chico, tenemos pasteles, pan y por supuesto café.
En ese instante recordé las palabras que dijo Sofía aquella mañana justo antes de la misteriosa lluvia a la que di por culpable de todo lo que me estaba sucediendo.
— ¡Chico llamando a tierra! —dijo la mujer pues me había quedado mudo.
— ¿Aquí llovió hace poco? —pregunte tratando de recabar información sobre aquel día y si esto había sucedido en otro lugar.
—Claro que no. —respondió la mujer con intriga por tal pregunta.
-Mira chico aquí hace casi un mes que ha habido sequía, pero siempre ha habido un cielo bastante despejado. —respondió el señor.
Estuve con esa duda durante nos dirigíamos hacia la mesa en donde tomaríamos el café, pedí un café y pan tostado como lo hacía todas las mañanas en la panadería en donde conocí a Sofía.
—Y ¿Cómo te llamas? —pregunto la mujer con gran interés.
–Me llamo David. —respondí.
—Y ¿Cuántos años tienes David?
—Pues... tengo 13 años, oye, pero tengo una duda. —dije recordando el pueblo anterior.
— ¿y cuál es la duda que tienes? —respondió viéndome con gran atención.
— ¿Has ido a Craytow? —pregunte.
—Ciertamente no, el aquí es todo, las ilusiones son mejores cuando aún sabes que son ilusiones, cada uno ve lo que quiere ver. –respondió.
Quede totalmente intrigado por esa respuesta que hizo que volaran miles de ideas en mi cabeza tratando de razonar esas palabras y procesar una respuesta concreta.
La mujer se paró y se fue directamente a donde estaba el señor dejándome solo tratando de unir los hilos de todos los acontecimientos desde la lluvia, la puerta, mi llegada aquí.
— ¡Eso es! —dije en mi mente.
Tal vez fue lo que me trajo a este lugar, era un tipo de transportador a otro lugar, pero igual aun no sabía cómo volver a casa y seguía en el mismo predicamento de cómo volver a casa.
Salí del lugar sin saber a dónde iría después en mi camino, la chica solo me vio alejarme en la proximidad de las calles buscando pista.
En las calles empedradas con farolas muy lindas y calles vacías y poca gente en sus alrededores, una ciudad bastante tranquila para vivir en paz, como si nunca hubo guerra en algún momento como muchos años atrás y no obstante los matices que daba el día y los árboles que decoraban las calles, estuve caminando durante toda la tarde hasta que se encendieron las farolas y la noche hizo que las calles se vieran en la bruma dándole un tinte fantástico.
Cuando en un momento vi una sombra entre la penumbra de la oscuridad que corría hacia uno de los callejones de la ciudad, corrí detrás de esa sombra, con el tiempo pude distinguir que era de mujer con una capucha encima, perdí el rastro de aquella persona.
Me senté en una banca situada en un parque tratando de respirar por persecución, mientras miraba a una calle de aquel lugar volví a ver aquellas criaturas llamadas "durmientes" alumbrando el camino espíritus de color blanco y a veces verde, como espíritus del bosque.
Empecé a perseguirlos y me llevaron a un pequeño lugar de la ciudad donde apenas llegaba la luz, un lugar con verdoso en las paredes, cuando de repente escuché una voz muy familiar.
— ¿Quién eres?, ¿cómo llegaste aquí? —exclamo.
— ¿Quién eres tú? —pregunte de la misma forma.
— ¡¿David?! —dijo con impresión.
— ¡¿Sofía?! —respondí corriendo hacia ella.
Nos unimos en un abrazo fraternal y con gran alegría de por fin haberla encontrado después de buscarla en mi camino hacia aquí, ese abrazo duro varios minutos desahogando los sentimientos sufridos anteriormente.
Viéndola con la capucha negra como un ladrón de medianoche y con sus zapatos desgastados como los míos, yo había perdido el mal después de salir de aquel bosque al entrar a esta ciudad sin ningún sentido.
—Amiga donde estuviste todo este tiempo. —pregunte.
—No me creerías, estuve en una gran aventura David y ¿tú que tal como llegaste aquí? —me respondió con gran felicidad.
Le conté mi historia sentándome junto a ella en aquel lugar escondido de la ciudad y como fui a dar con en ella en un lugar tan desconocido para mí como para ella.
Así fue como me reuní con Sofía de nuevo y esta vez nada nos volvería a separar en nuestro camino a casa.
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La Noche de los Olvidados
FantasíaEsta es la historia de David, un chico de 13 años quien vivirá la aventura de su vida, Un dia como cualquiera su vida cambio de un momento para otro, llevandolo a hacía un nuevo lugar plagado de misterios y muchos desafios que le haran la vida mas c...