Hoy te felicitaron por sacar la calificación más alta del examen de matemáticas. Varios te aplaudieron, y yo fui uno de ellos también.
Pero incluso cuando quisiste sonreír, bajaste la mirada en cuanto notaste que había algunos que no se alegraban con el suceso.
Quise decirte algo, felicitarte y sonreírte porque la opinión de esos rencorosos no importaba en lo más mínimo. Aunque en realidad no me sorprendía, siempre haz sido la más lista e interesante para mí, Rebecca.
Pero solo me quedé en mi asiento mirándote de vez en cuando mientras el resto te seguía observando con desdén y tú bajabas la mirada a tu examen con una mueca llena de seriedad.
¿En serio no te afecta? Trataba de pensar en eso para quedarme tranquilo. Sin embargo, estaba siendo más egoísta e iluso de lo que creí.