Hoy tuve que ir a buscar la tarea de química que Jonathan milagrosamente guardó para mí. Estaba llena de migajas de su emparedado y un poco de aguacate, pero de todas formas era mejor que nada.
También pude verte a ti. Parecías fastidiada sobre algo, sin embargo, por primera vez desde ese verano que fui todos los días a la biblioteca a verte ocurrió algo que no me esperaba.
Compartimos miradas.
Levantaste tus ojos de la hoja de papel frente a ti en el laboratorio, y bajo esas gafas raras que evitan que te piquen los ojos con las sustancias, tu mirada se conectó con la mía y amenazó con quitarme el aliento.
Dios...en serio creí que me desmayaría e incluso Jonathan tuvo que sostenerme para que no termimara con mi trasero contra el suelo.
Tu ojo seguía lastimado, pero parecías arreglartelas aplicando maquillaje. Algo dentro de mí se removió cuando tus ojos viajaron de los míos a mi labio probablemente herido todavía.
Luego de eso, apartaste la mirada.
