Hoy no te vi pasar por la parada de autobuses, pensaba hablar contigo aunque fuera por un momento. Ya me había armado de valor.
Y como todo el testarudo que soy, fui a buscarte a la escuela.
El lugar estaba vacío, pero una corazonada me hizo subir hasta la azotea del lugar. Y no me equivoqué.
La escena del hospital se repetía, tú mirabas las estrellas con una sonrisita en tu rostro mientras te encontrabas recostada en el suelo. A lo lejos podía ver tus manos vendadas y comencé a preguntarme acerca de ello.
Sin embargo, cualquier incognita o deseo de agarrar al que te había hecho eso se desvaneció al momento en que te levantaste levemente de aquella postura, sentándote sobre el frío suelo y girando sobre tu hombro a ver al que se había infiltrado en tu espacio.
Quise dar marcha atrás en cuanto tus ojos se encontraron con los míos incluso en la oscuridad.
"P-Perdona, yo...Yo ya me voy."
"Espera."
Volví sobre mis talones, encontrándote con tu mano vendada alzada, la bajaste y luego me sonreíste tímidamente de lado.
"¿No quieres ver las estrellas conmigo?"
No tenías que siquiera volver a preguntármelo.