Parte 3

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—¿Qué te pasó? —Dijo Sam preocupada

—Es algo vergonzoso. Es que... —Titubeó él

—¡Dime que sucede! —Exigió ella

—Ok, ok, elcierredemipantalónremordiómicoso —Balbuceó

—¿Qué? No te entiendo —Dijo Sam confundida

—Te digo que el cierre de mi pantalón remordió mi... coso —Dijo en voz baja casi susurrando

—¿Tu coso? —Sam intentó contener la risa pero no por mucho.

—Oye, no te rías. Rayos, sólo estas cosas me suceden a mí.

—Lo siento, no pude evitarlo, es que la palabra "coso" me causa mucha gracia. Prometo no reírme más. Ahora abre la puerta y déjame ver.

—Hey, realmente eres una pervertida —Bromeó

—¡Jesse! Si hubiese querido ver tu "coso" ya lo hubiese hecho. Además ahora estamos casados, puedo vértelo cuantas veces quiera. Ahora abre la maldita puerta o la tumbo a patadas y te lo veré, tú decides. 

—No sabes cuantas bromas sobre lo pervertida que eres se me ocurren ahora, pero tengo miedo de lo que me puedas hacer, así que no diré ninguna y abriré la puerta.

Así Jesse abrió la puerta y dejó entrar a Sam para que lo revise.

—¡Dios mío, estás sangrando! Alguien debe atenderte esto. En el hotel debe haber una enfermería o por lo menos un botiquín. 

En seguida Sam llamó a la recepción del hotel y le dijeron que mandarían a alguien para que la ayude. Claro que no iba a decir que lo que realmente pasó a una recepcionista, dijo que su esposo se había resbalado en la ducha y estaba sangrando.

En unos minutos alguien tocó a la puerta de su habitación.

Sam abrió la puerta, era un hombre de unos 40 y tantos años, caucásico, cabello marrón oscuro, ojos verdes, vestía ropa informal.

—Buenas noches, soy el Doctor Stewart ¿Cuál es su emergencia? 

—Buenas noches Doc. Mi nombre es Sam y mi esposo, Jesse, acaba de...

—Es vergonzoso  —Interrumpió Jesse desde el baño.

—Hijo, soy Doctor, veo muchas cosas raras y vergonzosas cada día, como la chica que atascó el pulgar del pié en el grifo de la bañera, ya nada me sorprende. Ahora sal de allí y cuéntame que te sucede.

—Está bien. —Dijo Jesse de mala gana saliendo del baño sólo en ropa interior.

—Veamos, que sucedió aquí. —Preguntó paciente el Doctor Stewart.

Así Jesse le contó lo que había sucedido.

El Doctor examinó:

—Lo siento hijo, tendré que cortártelo antes de que la infección se extienda .

—¡¿QUÉ?! —Dijeron Jesse y Sam al mismo tiempo.

-—Tranquilos. Las personas de mi edad también hacemos bromas —Dijo riendo el Doctor Stewart.

Sobreviviendo a la primera nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora