Jesse y Sam, la primera vez

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He aquí como se conocieron Jesse y Sam:

Eran las seis de la tarde, iba de regreso a casa con mis audífonos puestos.

Había salido a correr como de costumbre.

Me detuve al ver que abrieron una tienda enorme de películas, tenía un gran letrero llamativo.

Por primera vez abrían un negocio así en el barrio, finalmente algo de “vida” a este aburrido vecindario.

El lugar estaba lleno de estudiantes de la jornada vespertina que al parecer acababan de salir del colegio que estaba cerca. Me quité los audífonos y entré.

Pasé por la sección de estrenos donde estaban unos estudiantes, empezaron a lanzarse las películas atrapándolas antes de que cayeran al suelo. De pronto una voz femenina interrumpió su juego dijo –hey, cuidado con eso.

A lo que uno de los estudiantes dijo en modo de burla a sus compañeros – ¿oyeron chicos? cuidado con eso.

Se escucharon unos pasos acercase, el sonido era de unas botas negras de mujer y al alzar la vista me quedé congelado. Era la mujer más hermosa que había visto en mi vida, era muy blanca, de ojos azules, facciones perfectas y cabello morado. ¡Una chica con el cabello morado! Parecía una muñeca.

Se paró frente al estudiante que había estado jugando con las películas y le dijo: Si llegan a votar esos cd’s tú y tus amigos tendrán que pagarlos. A lo que él respondió: Tranquila muñeca, que si hubiese querido dejarlos caer ya lo habría hecho, ¿decías que tendría que pagar? Me gustaría saber cuánto me cobrarías, no por los cd’s claro.

La miró de pies a cabeza y se mordió el labio. ¡Pero que sujeto tan asqueroso! Hubo un silencio total en el lugar y ahora todos estaban viendo la escena. Ella ni se inmutó, lo observó con la mirada más fría que haya visto antes, dio unos cuantos pasos hacia él e inesperadamente sonrió aunque su mirada seguía siendo la misma.

Ella le dijo: ¿podrías repetir lo que dijiste?

El: Claro muñeca, ¿Cuánto cobras por noche?

¡Era el colmo, iba a romperle la cara a ese imbécil! Aunque no conocía a esa chica no iba a permitir que le faltaran al respeto de tal manera, de ninguna manera.

De pronto la chica del cabello morado derribó a ese imbécil, lo puso de rodillas y tomó su brazo poniéndolo tras su espala, él gritaba de dolor. Todos miraban asombrados como esa chica pudo someterlo abrir y cerrar de ojos.

El joven sollozando pidió disculpas y ella le dijo: Escúchame bien, no te atrevas a decirme muñeca nunca más en tu asquerosa vida y no vuelvas por aquí jamás, de ser tan estúpido no vivirías para contarlo.

El joven salió corriendo del lugar y sus amigos lo siguieron.

Ella rio a carcajadas y quienes estaban en la tienda quedaron admirados de la fuerza de aquella chica y cómo le dio su merecido a aquel imbécil.

De pronto empezaron a silbar y aplaudir, pero la sonrisa de aquella chica se borró de su rostro y volvió a tener esa expresión seria de antes.

Todos pararon de hacer bulla, ella los miró detenidamente y dijo: -BUH!

No esperábamos eso, nos asustamos un poco. Y ella volvió a reír.

La seguí hasta la caja registradora donde ella se sentó.

-Entonces… ¿qué vas a comprar?

Lo había olvidado, no había escogido ni una película.

–¿Qué me recomiendas tú?

–Depende… ¿Qué tipo de películas te gustan?

–Mmm… ciencia ficción

–Entonces lleva estas dos (origen y los sustitutos)

–Claro, gracias… por cierto soy Jesse

–Ummm… que bien

–¿No me vas a decir tu nombre?

–No.

–¿Por qué?

–No te conozco así que podrías ser un asesino serial obsesionado con las chicas de cabello morado, quien sabe.

–Pero no lo soy

–Eso dicen los asesinos

–Entonces… si lo soy

–Acércate –tengo spray pimienta y no dudaré en usarlo

Ella parecía hablar en serio, no supe que responder

–No le hagas caso, está jugando contigo, le gusta hacer ese tipo de bromas y asustar a la gente. –dijo una joven muy guapa y dulce desde la otra caja registradora.

–Me llamo Leo y ella es mi prima… –iba a decir su nombre pero se contuvo cuando la chica de cabello morado la miró

–Lo siento, no te dirá su nombre si no quiere, ella es así.

–Me lo dirá, vendré aquí todos los días hasta que me lo diga.

–¿Te gustaría trabajar aquí? Nos falta personal y puedes venir mañana a hablar con la dueña.

–¡Leonora! – dijo la chica de cabello morado disgustada.

–Me encantaría, gracias Leonora, eres muy amable.

–Llámame Leo, fue un gusto conocerte Jesse –sonrió

–Igualmente chicas, nos vemos mañana.

Llegué a mi departamento, pedí pizza y me puse a ver las películas que había comprado, últimamente dormía muy tarde, pero esta vez no podía conciliar el sueño, ella era tan hermosa y tan distante. Diferente a Taylor, diferente a todas las chicas que había conocido.

¿Trabajaría en la tienda para estar junto a ella? ¿Qué diría mi madre? De seguro no le gustará nada la idea.

Sobreviviendo a la primera nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora