Capítulo 15 - "Pasados no tan pisados"

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Aiden:

Ya había leído la carpeta de Karl unas veinte veces pero, aún así, no quería pasarme ningún detalle. Estaba divorciado, tenía una hija que desgraciadamente conocía, un historial impecable, además de ser un hombre adinerado. Medios no le faltaban para nada, así que aquello complicaba todo. 

Él había sido uno de los últimos clientes de Evangeline. Aquello podía no significar nada especial a simple vista, pero para mí lo era. Todos sus clientes lo eran. Ella era una bruja que ofrecía sus hechizos y pociones por cierto valor en un mercado ilegal y peligroso. Pero no era una mujer débil, todo lo contrario, era respetada y hasta temida por unos cuantos. 

Había llegado a sospechar hasta de mi progenitor, pero aquello era imposible. Mi padre no la amaba, o al menos no en el modo sano, pero tenía una obsesión por ella. Por ello mismo había obligado a la madre de Eva a nombrar a ésta "Evangeline", aunque ella siempre insistía en que solo la llamaran Eva. Estaba obsesionado, aquello era un hecho obvio. Sin embargo, mi madre no lo quería, ni un poco. Desde que había tenido relaciones con él sabía lo que era, un íncubo, y que podía llegar a asesinarla si así lo deseaba, pero sabía que no lo haría. Era una mujer bella pero muy manipuladora, con un corazón oscuro y una actitud frívola. 

Sin embargo, aquello no impedía mi aprecio hacia ella. Era como un amor tóxico del que jamás podría despegarme, ni siquiera su muerte había logrado hacerlo. Aunque el hecho de que mis recuerdos sobre ella eran una completa miseria y solía odiarla con todo mi ser, también la quería con locura y ansiaba amor y protección de su parte. Sus palabras y acciones provocaban heridas en mí que deseaban ser curadas por la misma persona que las había provocado.

Era un sentimiento enfermizo.

A veces solía pensar que "amor" era lo que sentía por mi hermana, pero lo dudaba. El amor, no solo en un sentido romántico, era algo que no comprendía y tampoco deseaba hacerlo. 

Es una debilidad sentir algo como aquello por alguien, solo nos debilita y nubla nuestro juicio, provocando actos sin razón ni lógica. El amor, para mí, es el camino que nosotros mismos recorremos hacia el abismo con una estúpida sonrisa en el rostro. La tumba que nosotros mismos cavamos, mientras permitimos que un manto de falsas promesas e ilusiones cubra nuestros ojos.

Por ello mismo, mi relación con Eva era extraña. Intentaba con todas mis fuerzas no apreciarla como lo hacía, aunque ni siquiera comprendía cómo funcionaba aquello. 

(...)

Luego de un rato de meditar sobre muchas cosas, decidí que debía ir a ver a mi progenitor. Comunicarme con él era algo complicado, ya que normalmente no estaba en la tierra y cuando lo hacía, estaba ocupado

Llamé a Eva, quien no tardó en venir, para que hiciera su ridículo trabajo. 

—Tráeme las velas.—Asentí mientras rebuscaba en unos cajones lo pedido. Finalmente las encontré y se las di—. ¿Y el encendedor? ¿Con qué quieres que las encienda? ¿Con un baile sensual?—Rodé los ojos mientras le entregaba lo mencionado.

—Para que conste, con un baile así simplemente habrías logrado que jamás pudieran encenderse en su no-vida.—Solté, arqueando una ceja. Sonrió aún más, mientras reía.

Las luces de la sala estaban apagadas. Colocó las velas rojas en forma de estrella, mientras las prendía y recitaba algunas palabras con un extraño entusiasmo y un brillo de diversión en sus ojos. 

Criaturas del zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora