siete

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—KIM SUNI—

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KIM SUNI

Revisé la hora en mi teléfono apenas abrí los ojos, dándome cuenta que ya pasaban de las diez de la mañana, una vez más había despertado tarde. Bufé y me senté en la orilla de la cama mientras miraba detenidamente el suelo, cuando finalmente pude abrir bien mis ojos, me puse de pie y entré a la regadera para darme una ducha rápida. Sequé mi cabello con una de las toallas que llevaba en la maleta y me vestí sin prestar mucha atención a su mi atuendo iba combinado, mi cabeza dolía demasiado para hacerlo. Tuve que ir a la farmacia por unas pastillas y algunas otras cosas que necesitaba además de hacer algunas compras en una pequeña tienda que había encontrado por el camino. Cuando regresé a casa tomé mis medicamentos y cuando me disponía a dormir un poco para que la pastilla hiciera un mejor efecto, mi teléfono sonó.

— ¿Quién habla? 

— HoSeok, tu sol y esperanza. sonreí y me reincorporé en mi lugar mientras peinaba un poco mi cabello, como si el pudiese verme.

— Hope-ah, ¿Qué sucede? Es extraño que me marques durante la tarde-

— Lo sé —rio— lo que pasa es que los chicos y yo hemos venido a un restaurante y queríamos saber si querías unírtenos, hoy será nuestro último día en Seúl porque mañana todos regresaremos a casa —comentó bastante desanimado, JiMin y yo también deberíamos volver pronto.

— Claro, los acompañaré un rato. ¿Qué horas son ahora? —pregunté mientras me levantaba y avanzaba a mi habitación.

— Las dos y media de la tarde apenas.

— Estaré ahí en media hora, ¿Te parece bien?

— De acuerdo, te pasaré la dirección por mensaje, no demores tanto o SeokJin hyung querrá dejarte plantada —rió, escuché a SeokJin gritar y no pude evitar reír, siempre eran tan escandalosos.

— No me demoraré, nos vemos en un rato. —colgué. Me cambié de ropa y peiné mi cabello mientras buscaba que bolso llevar. Me decidí por uno color negro que JiMin me había obsequiado hace unos meses y guardé todo lo esencial en ella, tomé mis llaves y salí sin prisa hacia la dirección que me había mandado HoSeok. La pastilla no estaba ni cerca de haber echo efecto pero no podía rechazar la invitación de HoSeok, aún no estaba segura sobre cuando podríamos volver a Tokyo así que debía despedirme de ellos por mientras.


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Pasaban las seis de la tarde cuando finalmente llegué a casa, estaba muerta. Los chicos son demasiado hiperactivos para mí, estaban todos en sus veinticinco y yo, siendo unos años más chica apenas si podía caminar del sueño y cansancio que tenía, tenían demasiada energía para una simple mortal como yo. Estuvieron arrastrándome por media ciudad de tan emocionados que estaban todos por lo mucho que había cambiado Seúl desde la última vez que la visitaron, y eso había sido un par de años antes que yo. Me quité los zapatos dejándolos en la entrada, caminé hasta el sofá en donde me dejé caer para poder dormir un poco antes de tener que quitarme el maquillaje, pero una vez más me vi interrumpida por mi teléfono. 

© photographer; jjk [book #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora