7. La realidad contra los deseos

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JungKook se sentía nervioso, había soltado la mano del chico cuyo nombre no sabía y ahora estaba contra la puerta mientras el otro le abrazaba por detrás y buscaba su cuello, pero teniéndolo tan cerca pero estaba empezando a preocuparse. Antes le había dicho que no le haría nada que no quisiera y ahora le hacía esas cosas, no lo comprendía y tenía miedo, estaba asustado. Cuando escuchó su apodo se mordió el labio de los nervios y llevó sus dos manos a las manos del mayor para tratar de pararlo.

El otro lo entendió, el castaño no quería ir rápido y no lo haría, no quería incomodarlo, ni si quiera entendió por qué quería acercarse de aquella forma a él, era como un imán. Decidió de alejarse de su cuello y apoyó la barbilla en el hombro del contrario, abrazándolo de una forma más cariñosa. Cualquiera diría que eran novios de verdad. JungKook se calmó al ver que el otro no iba a presionarlo, sino que era todo lo contrario y sonrió levemente, aliviado. Logró abrir la puerta y se quedó allí quieto porque le gustaba que lo abrazara de aquella manera, pocas veces sentía con Jimin ese tipo de cariño, o más bien nunca. Lo había olvidado pero ahora que lo estaba sintiendo, le gustaba. Miraron el oscuro interior de la casa y hasta que el pelinegro no empezó a caminar sin soltar el abrazo, no entraron en la casa, aunque igualmente se quedaron en la puerta.

-Cierra... -susurró el castaño y el otro le hizo caso, con una mano dio un empujoncito a la puerta y luego volvió a abrazarlo por detrás.

-Tienes cama en el salón o... ¿Yo veo demasiado mal en la oscuridad?

Aquella casa tenía dos pisos, el de arriba que era la vivienda como tal, y en el que se encontraban ellos, que antes había sido un garaje donde guardaban los trastos, pero sus abuelos al cansarse de tener problemas de espacio cuando recibían las visitas de su familia en verano, lo reformaron para que sus nietos pudieran ir cuando quisieran sin molestarles. Ahora daba igual puesto que ya no vivían allí. El garaje tenía un salón grande con un sofá cama enfrente de la tele, una cocina americana una mesa con sillas alrededor para comer. También había un baño.

-Sí... Ves bien, es una cama en el salón.

JungKook se giró para abrazarlo por el cuello, sin ver mucho, solo la poca luz que entraba por las ventanas.

-¿Estás nervioso...?

Yoongi lo abrazó un poco más fuerte, lo notaba inquieto, de hecho él también estaba bastante nervioso.

-Sí... nunca hice algo así... Pero Suga, no quiero que... no estaría bien que nos acostáramos... nunca me gustó hacerlo con desconocidos –dijo el castaño ladeando la cabeza un poco avergonzado.

Además, estaba su novio esperándole en casa de su amigo. Aunque se habían tomado un tiempo, aún no habían decidido si cortar o continuar con la relación, pero no se sentiría bien si le hiciera algo así. A pesar de que el pelinegro era bastante tentador y la atracción era más que obvia entre ambos.

-No venía con la pretensión de acostarme contigo, ni si quiera sabía cómo eras, tampoco me gusta tener sexo con gente que no conozco –dijo el mayor para calmarlo.

A pesar de lo mucho que le había gustado, no quería presionarlo. Tal vez podrían seguir hablando, conociéndose. Entonces se le ocurrió una gran idea que si la hubiera pensado fríamente en otro momento, le hubiera parecido realmente patética, pero ahora hasta le había hecho ilusión.

-Dije que no te haría nada que no quisieras... pero quiero que hagas algo por mí –dijo el mayor.

-¿Qué es...?

-Quiero que seas mi novio hasta que acabe el fin de semana... ¿Puedes ser mi novio hasta mañana? –preguntó Yoongi sonriendo un poco esperanzado.

Danger [SuKook & HopeMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora