Subí a su coche sin mencionar palabra hasta estar sentada.
-Gracias -dije secamente.
-De nada, Celia, siempre es un placer verte - dijo la madre, - ya no te pasas por casa y no te veo mucho.
-Tendrá cosas que hacer - dijo Gonzalo, con tono irónico.
Estalle por dentro, pues sí, fíjate tengo cosas que hacer, no como tu que dedicas 40 horas al día a jugar a la play, imbécil. Lo pensé. Pero no dije palabra, porque estábamos en su coche y no quería parecer impertinente, así que simplemente asentí con la cabeza.
Llegamos al instituto. Volví a decir gracias y salí del coche antes de que su madre tuviera tiempo de decir palabra. Ya casi iba por la puerta, cuando oigo un voz.
-¡Ceelia! - pero qué...era Gonzalo apresurándose hacia mi. No dije nada y deje que hablase.- ¿Te gustaría venir a casa esta tarde? Ya sabes, como en los viejos tiempos.
-Emm...¿Gonzalo?- no sabía que decir, y reaccioné de esa manera.
-Es simple, di si o no.
-Vale... p-pero... ¿q-que haremo-mos?- estaba nerviosa, no entendía la razón de estarlo, a mi no me gusta y ya pasó todo lo que habíamos vivido.
-Me encanta cuando tartamudeas- me dice entre risas.
Me reí nerviosa.
-Pues te espero a las cuatro y media en mi casa.
Y se fue sin dar mas explicaciones. Me quedé en un estado de sock extraño, no entendía el por qué de su invitación, además, él estaba con Sonia, o eso creo.
Seguí pensando durante toda la mañana en ello. Deseaba que llegase la hora de ir a su casa. No tenía razones de querer o de estar nerviosa, y menos de desearlo como mi corazón me indicaba, se me pasaban preguntas por mi mente, ¿y si quiere volver? ¿y si solo quiere que le ayude en algo de clase? o, ¿y si sólo es un estúpido favor? no lo sé, no sé.
Llegó la hora de salir de clase. Llegué a casa entusiasmada. Fui corriendo a mi habitación y empecé a elegir la ropa.
-No quiero que piense que quiero impresionarle, tampoco que me he descuidado, - empecé a hablar sola.- Con esto parece un guarra, con esto parezco una choni, con esto una pija, con esto..mm..¿con esto?- me probé una camiseta que me regalo mi madre, por delante tenia un estampado de colores rosa palo, verde militar y blanco, y por detrás se veía mi sujetador a través de una especie de maya transparente color verde militar con bordados, - pues..pues..no me queda mal. A ver, pantalones.. pantalones.. pues unos vaqueros y ya está, tampoco me voy a arreglar mucho - me puse los vaqueros, y unos zapatos con un poco de tacón.- Parece que mido 1,65 y todo..- sin tacones mido 1, 59 - me tendré que pintar un poquito..
Al terminar de pintarme. Cogí mi chaqueta y me fui en dirección de casa de Gonzalo. Cuando ya iba por el parque recordé que no había comido, e ignoraba saber donde estaba mi madre. La tripa me rugía y la poca gente que había por la calle oía sus rugidos y me miraba. Me estaba dando mucha vergüenza, parecía drogada, sonreía por la calle mientras llegaba a su casa. No era un sueño, era real. Meditaba. Entonces me gusta, sigo enamorada de él. No. No me lo permito, no es posible, después de todo el daño que he pasado...¿como se puede querer a una persona por la que sufres? ¿esto es amor?
Estaba a tres pasos de su casa, el corazón me latía a mil por hora, no sé, no lo sé, no se que hacer; entro; salgo; llamo a la puerta. Llamé. Esperé unos minutos, hasta que abrió su madre.
-¡Hola cielo! - dijo su madre con ternura- si antes lo digo antes vienes. ¿Quieres algo de beber o de comer?
-No, muchas gracias.
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Amor de hermanos.
Teen FictionNo hay nada que quiera hacer sin él, les ayudaremos si la historia se repite.