Capítulo 6.

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Celia's POV.

Habíamos hablado de todo de lo que se nos había ocurrido, no había nada de que hablar, salvo...salvo de por qué nunca volvió, estaba intentando sacar el tema desde que iniciamos la conversación, pero no estaba segura de si tenía miedo vergüenza de decirlo. Me decidí a decirlo.

-¿Por qué nunca volviste?

-¿Cómo? - dijo aturdido, no se lo esperaba.

-¿Por qué nunca volviste? - repetí.

Se llevó las manos a la cabeza, y se inclinó hacia delante separando las piernas.

-Puedes responder... no te voy a juzgar - dije pretendiendo que se relajarse.

-Haber... no se, no se darte una respuesta justa, o con sentido, o una que te merezcas...

Le puse la mano sobre el hombro, y me miró.

-No te preocupes, dime lo que quieras.

Suspiró.

-Vale, cuando papá dijo que me fuera y se puso cómo loco, decidí buscarme la vida. Encontré trabajo con sabes, y un piso muy simple, este... - le interrumpí.

-¿Pero por qué no volviste? - elevé la voz.

- Me da vergüenza, me arrepentía, no quería quedar cómo un gilipollas.

-¿Eso era más importante que yo? - dije cabreada.

-No, pero no me atrevía, joder, entiéndelo, no sabía como reaccionarían papá y mamá. ¿Podemos dejarlo?

Asentí con la cabeza.

-¿Como está Raúl? - dijo.

Mierda, acababa de recordar que tenía que ir a hablar con la directora, por lo de el bullyng que sufría mi hermano de su profesor, ¿cómo se me ha podido pasar una cosa tan importante? Soy un desastre.

-Bien - me limité a decir, mentí.

-Me alegro.

Pasaron minutos en absoluto silencio, hasta que ese silencio fue interrumpido por alguien que llamó a la puerta. Jaime se levantó con intención de abrirla, entraron Gonzalo y Steve, estaba confusa no entendía que hacían ellos ahí, en cuanto me vieron salieron corriendo hacia mi, Gonzalo empujó a Steve y se tiró literalmente encima mio y me dio un abrazo, nunca le había visto tan cariñoso, sentía que mi hombro se empapaba, no era sudor, parecían lagrimas, yo no lloraba, ¿lloraba Gonzalo?

- Lo siento - decía Gonzalo entre sollozos - lo siento mucho.

No entendía nada, estoy viva, solo bebí un poquito más de lo que me tocaba, pero nada más, no me voy a morir.

-¿Qué pasa? - le susurré al oído.

No hubo respuesta.

Jaime y Steve me miraban, y yo les miraba a ellos confusa, exigiendo una respuesta.

-Ya esta, ya esta - le di unas palmaditas en la espalda y lo separé de mi -¿qué te pasa?

-Lo sabíamos todo, sabíamos que Jaime estaba aquí, lo sabemos desde siempre, el acudió a nosotros para que le dijésemos que tal ibas, y todas tus cosas - dijo Steve.

-Ah - estaba enfadada, no era enfado, era mas bien, rabia.

-¿Ah? - dijo Jaime.

- Sí, ¡AH!

-Relájate un poquito hermanita - dijo vacilando.

Exploté.

-¿Que me relaje? ¿Un poquito? ¿Hermanita? Ni me voy a relajar, ni soy tu hermanita, dejé de ser lo cuando me dejaste tirada, nos dejaste tirados a mi, y a todos los que te queríamos. Llevo buscándote prácticamente mi vida entera, pensando en ti, soñando contigo, como una obsesión, y sentía culpabilidad por no haberte ayudado, pero en que te deberías de sentir culpable eres tú - di un golpe al sofá y iba hacia la puerta, pero Steve me agarró del cuerpo y me lo impedía -¡SUÉLTAME!

-Tranquila.

-¡TÚ LO SABÍAS, TÚ LO SABÍAS! Sabías que era importante para mi y no dijiste nada - me apretaba el cuerpo mas flojo, quite sus manos de mi cuerpo, y salí por la puerta.

Mientras que bajaba la escalera se oían gritos, no se si de ellos, o de otro piso, no estaba segura, de lo que si que estaba segura es que a partir de ahora solo tenía un hermano, y se llamaba Raúl.

Amor de hermanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora