Capítulo 10.

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Ana's POV.

Me puse una camiseta blanca, y unos vaqueros cortos, mis prefiredos y unas zapatillas azul marino. Cogí mi bolso, y salí en dirección al parque central.

  No me podía creer que iba a quedar con Gonzalo, de alguna manera sentía que estaba traicionando a Celia. Muerta o no, seguía siendo mi mejor amiga. Solo de venirse a mi mente la idea de que no la podría ver más, hacia que se me empapasen mis mejillas de lágrimas, y agaché la cabeza mirandome los zapatos. Ya casi había llegado al parque y seguía llorando, me paré en seco, no quería que Gonzalo me viese asi, me daba vergüenza. Me senté en un banco g saqué un pañuelo, y me sequé las lágrimas, pero cada vez brotaban más. Me llevé las manos a la cara y deje que salieran sin miedo.

  - ¿Ana? ¿Estas bien? - levanté la cabeza, y entre mis dedos, y entre lágrimas borrosas, vi a Gonzalo. - No llores.

  No podía pronunciar ni una sola palabra, iba a estallar en otro mar de lágrimas.

  - ¿Qué te pasa?

  Nada, no me pasa nada.

  - ¿Ana?

  - No se...no lo se...no es nada... - estaba avergonzada.

  - Celia va a volver, lo sabes, ¿no?

  Le miré y le sonreí.

  - ¿Como estas tan seguro?

  - Hazme caso.

  Asentí y me levanté de golpe.

  - ¿Vamos? - le dije a Gonzalo que me miraba perplejo, el cabeceó dos veces y se levantó.

  Fuimos hacia la parada del autobús y cogimos el primero que pasó, y que nos llevaba a nuestro destino, el centro comercial.

  ***

  - Te has comprado las tiendas enteras, no te falta nada.

  - Ya, bueno... - se rió. Llevaba las manos repletas de bolsas de las múltiples tiendas en las que habíamos entrado.

  - ¿Vamos andando?

  - Llevo las manos llenas de bolsas - Celia hubiese dicho lo mismo que Gonzalo. - ¿es para fumar?

   Asintió.

  - Bueno, vamos.

  Sonrió, y mientras que andábamos se metió la mano en el bolsillo de su pantalón, y sacó una caja de tabaco, y de ella un cigarro y un mechero. Se puso el cigarro en la boca y acercó el mechero hasta la punta de este, y inhaló el humo resultante. Seguidamente guardó el mechero en el bolsillo.

  Me quedé mirando como inhalaba ese humo tóxico, no entiendo porque fuman. Dirigió su mirada hacia mi, se había dado cuenta de que lo observaba, dirigí mi mirada al suelo.

  - ¿Qué pasa? ¿Celia no fumaba delante de ti?

  - Sí.

  - ¿Entonces?

  - ¿Entonces qué?

  - ¿Qué por qué me miras así? - dijo cambiando de tono, a uno mas brusco.

  - Porque me recuerdas a Celia, tienes su actitud, ella siempre dice que vayamos andando solo para poder fumar...

  - ¿Tengo actitud de mujer? - dijo arqueando una ceja.

  - No, no es eso...

  - Da igual, lo entiendo - y se rió.

  No dije nada, me quedé callada, si estuviese con Celia estaríamos hablando de algo más divertido, bueno, al menos estaríamos hablando de algo. ¿Echará de menos a Celia?

Amor de hermanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora