Capítulo 8.

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Celia's POV.

- ¿Estas bien? EH, despierta - me golpeaban la cara, lo único que quería era dormir - vamos Celia, despierta nos han dejado galletas.

  Llevábamos ahí creo que 2 días, Magui y yo nos habíamos hecho muy amigas, cuidábamos la una de la otra cuando venían. No estaba segura de si eran más de uno, o uno solo, no distinguía bien en la oscuridad, a pesar de que una de las veces que se llevaron a Magui consiguió robar un mechero. El mechero, era de gasolina, por lo dejábamos en el suelo y nos alumbraba - todo lo que podía - sin tener que sostenerlo sobre nuestras manos.

  Magui llevaba aquí un mes o eso contaba ella, teníamos un pequeño calendario en el que íbamos tachando los días - me sentía como en una película solo que la víctima era yo, y el dolor lo sufría yo - con un trozo de piedra rasgando el papel, no teníamos bolígrafos. Magui me contó que cuando ella llegó, había dos niñas más, - siempre eran chicas, nunca chicos - Marta y Sofía. Marta, fue a la primera que perdió de vista, y luego a Sofía, las dos murieron.

  Magui, era fuerte, tenía mucho carácter, siempre les plantaba cara, pero ellos la golpeaban tirándola al suelo, yo creía que era valiente, pero eso si que es ser valiente, la admiraba. Creo que era rubia, y no más alta que yo, era mas o menos de mi altura, y delgada, quizá por la escasa comida que nos daban.

  - Dios Celia, que te habrán dado esta vez - encendió el mechero al lado de mi pelo.

  - Para... me quemas...

  - Tienes las pupilas muy dilatadas - apagó el mechero - toma, come.

  Creo que me tendió las galletas que anteriormente había mencionado.

  - ¿Y tú?

  - Yo ya he comido una, comete las demás.

  - No... co... - gemí de dolor, al intentar incorporarme, Magui me sujetó.

  -No hagas esfuerzo, y come.

  Me metió una galleta en la boca, y la mastiqué mas feliz que nunca, estaba muerta de hambre.

  Jaime's POV.

  -¿Cuando fue la última vez qué la vieron? - preguntó el agente.

  - Hace dos días.

  - Y ha dicho que se subió a un coche, ¿no es así?

  -Sí - dijo Gonzalo.

  - ¿Matrícula?

  - ¿Crees que si lo supiese no es lo primero que te habría dicho? - había perdido los papeles, era la tercera comisaría que visitábamos, y todas eran igual de inútiles.

  - Entiendo que es una situación difícil, pero no hay por qué cambiar los modales.

  Le miré y salí de la sala, seguido de mi padre, Gonzalo y Steve. Desde que Celia se fue, me he visto obligado a hablar con mis padres. Creo que me odian, como yo me odio a mi mismo, por lo de Celia.

  - Joder Jaime, siempre igual, ¿qué coño piensas hacer? ¿la vas a volver a cagar? - dijo mi padre, sus palabras me herían y me hacían explotar, pero acumulaba mi rabia en el interior.

  - Os dejaré en vuestras casa y yo me encargaré.

  -¿Encargarte de qué? Si no haces nada. Como alguien como tú, va a saber hacer algo, si ni la policía lo hace.

  Le abrí la puerta, y entró, mascullando insultos hacia mi.

  ***

  Llegué a mi casa, y me tumbé en el sofá, me encontraba solo, y en silencio. ¿Quién querría hacerla daño? No había respuestas a mis pensamientos, quería resolverlo pero me era difícil. Mañana era el día en el que le entregaban sus resultados académicos, sus notas, Gonzalo iba a recogerlas. No sabía en que pensar si no era en ella.

Amor de hermanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora