El arte de la sumisión

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Así, sumisa.
A los pies del amo, del señor. Le sirves, sólo sirves para eso, servirle.

Él te quiere así, sumisa para él. Tu sumisión le complace.

Su placer es tu placer.

Que mire tu ansiedad al estar a su orden

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Que mire tu ansiedad al estar a su orden. Que mire lo feliz que te pone, lo querida que te sientes siendo su objeto.

La sumisión es algo con lo que se nace, eres o no eres sumisa. Si te sientes bien al ser usada y ordenada, si te sientes querida con sólo un roce... con ese querer duro que te da... Entonces, bienvenida a la sumisión.

Es arte. Pocas personas lo entienden.

Pocas personas entienden la liberación en ser sometida.

Pocas personas entienden la liberación en ser sometida

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Como sumisa, tu cuerpo es suyo.

Él decide, siempre decide.

Si quiere que engordes, engordas. Si quiere que bajes 60 kilos hasta quedar en huesos, lo harás. Es tu deber. Él rige, él controla.

Tú cuerpo no te pertenece, sino a él.


Si te pones rebelde, él tiene el derecho de castigarte. Tu sumisión, el hecho de que permitas que lo haga, lo complace.

Y si él está complacido, tú también lo estás.

Así, disfrutas el dolor, mezclándolo con aquél tortuoso placer de complacerlo.

Así, disfrutas el dolor, mezclándolo con aquél tortuoso placer de complacerlo

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Él es, y siempre será, tu dueño.

Él es el amo de tí.

Sin peros, ni reproches.


Muchos verán esto rudo. Dirán: "es demasiado, nadie debe ser tratado así"; pero, sólo aquellas y aquellos que saben del tema, aquellos que lo disfrutan, pueden entenderlo.

Pueden entender éstas palabras.

Pueden entender el placer de complacer a tu dueño, como una buena mascota.

Pueden entender lo pleno que se siente saber que has hecho un buen trabajo.

Pueden entender los sentimientos de un objeto... y ser feliz con ello.

Y el día en que ya no podamos complacer al amo...

Habremos fracasado.

Pero siempre, siempre... Nuestro amo será.

Seremos suya hasta que él lo decida, y si decide volver a adquirirnos, ahí estaremos para él.

Como una buena sumisa, mascota, perra, puta, muñeca, juguete, acompañante, y un sin fin de nombres que al final significan lo mismo:

Ser suya.





Bien, quiero aclarar que estos pensamientos son desde el punto de vista de una sumisa dependiente. No todas las sumisas son así, y me di cuenta que no lo aclaré; así que perdonen cualquier confusión.

El BDSM es algo con el consentimiento de ambas partes y no exige propiedad; pero este tipo de sumisas son así, dependientes de su amo. Por favor, mente abierta y lamento las confusiones causadas.

-Georgette ~

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