Divagaciones: Muñeca anhelante

1.7K 22 2
                                    

Por Dios...

¡Por Dios!

No han pasado ni dos días, pero puedo sentirme. Maldita sodomía mental que me consume como una vela en pleno apogeo.

Me miro en el espejo, ¿quién eres? ¿cómo es posible que ahora que soy libre de aquél juego, me sienta más encadenada que nunca?

No pensé que esto me pasaría, pero la libertad me es concedida cuando tus manos atan mi piel.

Me siento atada, atada a la normalidad, atada a la vida sin perversiones y oscuras tentaciones.

¿Estoy mal?

Esa noche, pude sentir su presencia. Abrí los ojos con calma, y mi corazón se aceleró pensando que tal vez iba a aprovecharse de la situación...

Pero no pasó nada.

Se respetó mi decisión.

No puedo entenderlo, debería estar feliz... Pero después de eso me sentí tan molesta que no pude conciliar el sueño.

Por dentro lo sabía... Deseaba sus manos, su piel. Deseaba con todo mi cuerpo, tanto que terminé masturbando mi hinchada vagina anhelante, con la imagen de su ser en mi mente.

Estaba tan hinchada...

Podía sentir mi humedad mojar mis manos y mi clítoris punzante. Miraba la puerta abierta con miedo, aunque por dentro deseaba que me pillara...

Deseaba que me encontrara en ese pecaminoso momento, e influenciar su perversa mente para usarme a su antojo.

Sólo deseaba que me viera... Aunque no hiciera nada, el hecho de que me viera arder de deseo por su culpa era suficiente.

Por dentro odio aquella decisión, odio haberme influenciado por palabras vagas de una persona sin importancia.

Soy tan fácil de manipular.

Tal vez sólo debo esperar a que este deseo se me pase...

Volver a ser como antes...

...

...

Pero no quiero.

Me gusta esto.

Lo odio, odio que me guste.

Pero me encanta, y no lo entiendo.

Puedo recordar todo su pene en mi ano, me dolía, mucho. Fue una de las pocas veces donde avisaba del dolor; pero cuando dijo que estaba entero en mi culo... me sentí extrañamente bien, como si estuviera haciendo un buen trabajo recibiendo su pene...

Pocas veces siento sus labios en mi piel, pero cuando lo hace siento mi vello erizarse, haciéndome jadear de vergüenza.

¿Por qué vergüenza? después de mucho pensar, llegué a la conclusión de que me da vergüenza porque no me miro como una chica realmente. No me siento como una chica, sino como una muñeca.

¿Siempre he sido así, o es su culpa? Supongo que no lo sabré. Lo único que sé es, que al ser una muñeca, ser acariciada por sus labios de esa forma me hace sentir avergonzada. Me gusta, pero me avergüenza.

Me he masturbado varias veces desde la última vez que lo hicimos al momento en el que tomé aquella decisión. Es desbordante, siento que mientras más lo hago, más lo deseo, y no puedo entenderlo.

Sólo espero mantener estos pensamientos en mi mente y esperar que él no descubra por culpa de mis ojos, cuánto realmente quiero ser su muñeca.

Su pequeña muñeca anhelante.



Disculpen si están cansados de leer pensamientos, pero es lo que me inspira en este momento. Nunca escribo nada sin estar inspirada, y esto es lo que la inspiración me hace escribir... Prometo que para el próximo capítulo vendrá algo diferente que sé que muchos esperan.

Es posible que tarde un poco en actualizar porque estoy un poco bloqueada en esa parte, así que paciencia. Espero que les haya gustado esta parte ~~

-Georgette.

Típicas fantasíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora