Cuerpo erótico

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La imagen no es exacta al cuerpo que quiero que imaginen, pero de todas, es la más parecida. Las líneas no son tan marcadas como la imagen, no tiene vello, su cabello es color negro grisáceo, y el miembro es considerablemente resaltante.

Con esa imagen mental, por favor, sigan leyendo c:

Su semblante había cambiado considerablemente.

—¿Por qué quieres hacer eso? —dijo divertido.

Me avergoncé. Le había pedido hace unos minutos poder dibujarlo desnudo. ¿Qué tiene eso de malo?

—Es que... —Tragué saliva— Tu cuerpo es realmente erótico.

Parpadeó, extrañado.

—¿Erótico? ¿Cómo es posible que un hombre tenga el cuerpo así?

—Bueno... Déjame explicarte. —Tomé aire— Tu cuerpo no es musculoso, ni ardiente. Tu cuerpo no es algo que catalogaría de esa forma, sino, erótico. Tienes hombros anchos, marcas donde debes tenerlas, tu piel es prolija y perfecta. Me hace recordar a las pinturas antiguas del Evangelio, o ciertas representaciones de la divina comedia.

Nos quedamos en silencio. Su cara era un total poema, incluso me vi tentada a reír. Lo había dejado sin habla.

Di un respingo cuando comenzó a quitarse la camisa.

—¿¡Qué haces!? —Aparté la mirada, avergonzada.

—Querías dibujarme, ¿No? —dijo mientras se quitaba los pantalones—, pues, te doy permiso de hacerlo.

Se acostó en la cama a mi izquierda y me miró sonriente. Hice todo lo posible por no bajar la vista y ver su pene... Pero mis ojos me fallaban de vez en cuando.

—B-bueno... —tartamudee— está bien.

Estaba roja como un tomate. Sólo a mí se me ocurre pedirle que se desnude cuando no puedo soportar verlo sin perder la calma.

Cálmate, Georgette. Es sólo un dibujo...

Pero esa estúpida sonrisa me jodía.

~~~

Después de 10 minutos había logrado conservar la calma. Él se había puesto a revisar su laptop, totalmente desnudo. Por mi parte, estaba sentada al lado de la cama con el cuaderno en mis manos. Mis brazos comenzaban a entumecerse, pero con lo bien que estaba quedando el dibujo, valía la pena.

Había dibujado todo el contorno de su cuerpo junto algunas lineas de expresión, evitando deliberadamente el momento de hacer los trazos de su miembro...

Pero ese momento había llegado.

Miré su rostro, estaba concentrado en lo que sea que estuviera haciendo. Comencé a desplazar la mirada hasta donde estaba su pene, guindando inerte.

Tragué saliva, suspirando de alivio mentalmente porque no me estuviera viendo. Centré la mirada, me di cuenta de que aunque no estuviera duro, se veía grande. La piel de Luis era blanca, pero la piel de su pene era un tanto más oscurecida.

Se veía genial.

Comencé a hacer los trazos del glande, mi mano se movia suavemente, como si quisiera acariciar lo que estaba dibujando; o como si tuviera miedo de siquiera dañarlo con la punta del lápiz.

Veía su pene de vez en cuando para guiarme, y algo comenzó a cambiar en mí. Mi respiración se había agitado levemente, y no podía concentrarme en el dibujo. Miré su pene, pasando la lengua por mis labios como acto reflejo.

Típicas fantasíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora