Capítulo tres.

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Wee, chavas al menos déjenme algún comentario :'v me esfuerzo escribiéndoles smut :3

Jonathan Pierce. Alto, musculoso, moreno, de cabello negro crespo, un hombre de negocios, que fácilmente se podía distinguir con su fino traje gris y reloj Meteoris de Louis Moinet. Incluso su postura era firme y elegante sin importar la situación. Louis no había visto al hombre en varios meses, y ciertamente, no esperaba con el corto límite de tiempo.

—No dispares —dijo desde el teléfono. Su guardaespaldas personal asintió, consciente que lo veía desde la ventada de su sala en el segundo piso. Louis vio a su guardaespaldas preguntarle algo a Jonathan, quien había salido del auto con un aire de "no te atreverías".

—¿Lo dejo pasar, señor? —Gus preguntó al teléfono. Su tono discretamente decía que no le gustaba la idea, pero no podía discutir con su orden.

—Sí. Pero quítale cualquier arma que tenga, y revisa sus camionetas. Si encuentras algo que no te guste, deshazte de eso.

Gus cortó la llamada y le dijo algo a Jonathan, el hombre simplemente asintió sin mostrar expresión, y les dijo a sus hombres que salieran de los vehículos. Louis confiaba en Gus, el hombre lo había acompañado desde que comenzó en su carrera desde más de diez años, le confiaba su vida y sabía que Gus daría la suya por él. Un poco aliviado de que Gus se encargaría de su seguridad, Louis se dio la vuelta. Cuando salió de su oficina se encontró con Harry apoyado contra la pared.

—¿Quién es? —le preguntó. —¿Qué hace aquí?

—¿Me estás diciendo que no lo conoces? —Louis quería un cigarrillo. Había pasado un largo tiempo desde que fumó, pero el ansia lo estaba consumiendo.

—¿Debería?

—Es Jonathan Pierce. Subdirector de la Directiva Europea. Él maneja muchas reuniones dentro del ministro y demás Cámaras. Hay muchas cosas que tienen que pasar por él para saberse o incluso comentarse.

—Ah —Harry asintió como si hubiese entendido lo imposible —¿Supongo que él es tu jefe?

—Jefe, compañero de trabajo, poder superior, como desees llamarlo —Louis chasqueó sus dientes, una costumbre que no podía quitarse —Ciertamente no esperé que viniera.

—¿Y qué hace aquí?

Louis vio directamente a los ojos de Harry. Confiaba en el hombre, después de todo él había estado allí en momentos muy difíciles y lo escuchó quejarse de muchos problemas, incluso de su vida personal de mierda. Harry sabía de él más de lo que alguien haría, pero algunas cosas simplemente eran su asunto.

—Te lo pediré como favor personal, nosotros estaremos en la sala principal, por favor, retírate. Toma tu auto y lleva a uno de mis hombres contigo. No quiero que estés aquí mientras él lo esté.

Harry sólo lo vio por un segundo antes de asentir, pero pudo sentir su molestia. ¿Por qué esto le molestaría al hombre? No era su asunto. Pero de nuevo, últimamente había dejado que muchas cosas se involucraran, personales y no personales, por lo que no culpaba al hombre.

—¿Ocupas algo antes de que me vaya?

—Sí. Déjame una de tus cajas de cigarros.

Harry entrecerró los ojos. Ambos sabían que el fumador allí era Harry, pero no podía resistirlo. Quería uno. O dos. Quería la maldita caja entera. Si Harry no se la daba él podía conseguir fácilmente. Pero no necesitó eso, dado a que Harry sacó de su bolsillo una caja sin abrir y se la entregó junto a un encendedor.

—Gracias.

—Cuídate —Harry se despidió de él levantando una mano.

—¿Y mi beso?

Embajador de Inglaterra [LS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora