Capítulo cinco.

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La música de jazz clásico habría sido relajante en cualquier otro momento, pero la verdad es que solo se sentía como un recuerdo a lo tenso que se sentían los músculos en su interior. El ambiente climático era fresco, con un cielo espeso lleno de nubes oscuras, pero no tanto como para opacar la luz. Solo era fresco. Un día normal en Inglaterra.

Tuvo que regresar a Doncaster luego de una semana en Frodsham, dónde pretendía estar más que una, pero ciertos problemas surgieron y se vio obligado a regresar. Podía sentir la tensión y vulnerabilidad de Harry en una corriente mixta que lo único que lograba era confundirlo. Harry era tan terco y lleno de silencio que muchas veces lo hacía cuestionarse su relación, su vínculo de confianza; pero en otras ocasiones el hombre era tan abiertamente vulnerable que derretía su corazón. Parecían dos personas en una, y no estaba seguro de querer una relación con dos personas distintas.

Cuando llegaron a la mansión ambos se bajaron, Harry entró mientras él se quedó a dar instrucciones a sus guardias de seguridad. Cuando entró, encontró a Harry en la cocina.

—¿Qué quieres de cenar? —le preguntó mientras abría la nevera.

—No tienes que cocinar, llamaré a la servidumbre.

—Tengo hambre y ellos no estarán aquí por al menos en media hora. Entonces, ¿qué quieres?

—No cenaré —contestó, trató de que su voz sonara suave, como si lo que iba a decir fuera algo inocente y de mal gusto —Tengo que viajar a Londres ahora mismo.

La sonrisa de Harry se borró lentamente, pero al final le dio una sonrisa débil —Eso apesta, pero lo entiendo. ¿Surgió algo? ¿Tiene que ver con lo de Rusia?

—Sí, tengo que solucionarlo, no estoy completamente seguro, pero creo que quieren enviarme personalmente a arreglarlo.

—¿Rusia? —Harry frunció el ceño —Creí que tenías prohibido salir del país.

—Sí, pero tampoco es que lo harán público. Después de todo me necesitan. No quiero alardear, pero soy uno de los mejores diplomáticos que tienen, y la buena parte es que me gusta lo que hago. Culpable y odiado, pero me siguen necesitando —le guiñó un ojo, caminó hasta él y se enterró en su cuello, aspirando su dulce aroma —Jesús, solo quisiera quedarme aquí por siempre. Contigo. Dentro de ti. Follándote.

—Que romántico —Harry rió suavemente —También quisiera eso. ¿No puedes irte mañana? Es de noche. Y tienes que cenar. No puedes irte sin haber comido. Vamos, dime qué quieres.

—Cuidado Styles, casi suenas como una esposa —jugueteó con su cuello, mordiéndolo suavemente.

—Esposo. No es justo, me estás poniendo duro. Hagámoslo aquí, justo encima del desayunador.

Louis rió, dándole un beso en los labios a Harry —Que tentador, ¿Harías que falte a mi trabajo?

—Mis necesidades sexuales son más importantes.

—Estoy consciente de eso, lamentablemente, un jet me está esperando. Pero para que no te preocupes, sírveme una manzana, córtala en pedazos y ponla en un tupper. Vuelvo en un momento.

Sabiendo que Harry haría justo lo que pidió, caminó hasta su oficina y sacó una copia del documento de Jonathan. Necesitaba volver a revisarlo. Y hablar con Jules. También se aseguró de tomar archivos legales, tanto como tratados y contratos internaciones. Lo metió todo en un maletín junto a su laptop y regresó a la cocina. Harry le mostró el tupper transparente con los trozos de manzana en ella. Se sentía como un niño.

—Gracias.

—¿Llevas todo? ¿Papeles? ¿Ropa?

Torció la boca —Sí. Me quedaré en mi apartamento en Londres. No estoy seguro de cuanto tiempo, pero haré todo lo posible por estar aquí rápido.

Embajador de Inglaterra [LS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora