Capítulo trece.

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Louis Tomlinson golpeaba con su dedo índice una y otra vez el vaso de vidrio en el que tomaba alcohol. Su cuerpo se encontraba firme sentado en el caro sillón de la sala de juntas del parlamento mientras su mirada estaba fija en un punto ciego.

Probablemente pensaba a profundidad sobre algo en particular, o podía tratarse de un hombre con una mente en blanco. Ni siquiera Jonathan Pierce, que tenía años de experiencia tratando con personas así y llevando el crédito por compartir tal sentimiento lo sabía.

—Embajador —la voz de Pierce se oyó irritantemente familiar —Que buen título. Es una lástima que será la última vez que me oirá decirlo.

—¿Qué haces aquí? —el tono de voz de Louis no era agradable en lo absoluto. De hecho, se escuchaba malhumorado, casi enojado.

Jonathan Pierce le sonrió de costado, sus ojos álgidos lo veían con suspicaz y un tinte de diversión burlona. —¿Ahora no quieres verme? —le preguntó —Me tomé la molestia de venir a verte en persona.

Un bufido salió de sus labios —Sabes muy bien que no es recomendable vernos. El juicio es dentro de poco, tú eres la última persona con quien debo ser visto.

—Estamos en el Parlamento, Tomlinson, puedes relajarte un minuto. Vine porque estoy seguro de que ya sabes del cambio de planes.

—Tú y yo tenemos un trato, el hecho de que Liam haga este espectáculo solo empeora las cosas, especialmente para ustedes. Estábamos bien con lo que acordamos, ¿por qué el repentino cambio?

—Te he dicho muchas veces que estas situaciones no se deben de tomar tan personalmente —el hombre caminó por la sala de juntas tranquilamente, ignorando la presencia tensa y dispuesta de Gus, mientras él mismo ignoraba la de Dominick Emiliano tras la espalda del elegante Comisionado. Pff, perro faldero. —Esto no depende de qué es mejor o correcto, sino de qué es conveniente. El primero en saberlo eres tú, no me gusta tu falta de ingenio. Has cambiado, hombre.

Louis suspiró. Habían pasado tres días desde que había hablado con Liam, conversación que él deseaba nunca haber tenido. Pensó que Liam había dicho todo lo que dijo solo por molestarlo, fastidiarlo como siempre lo hacía; sin embargo, el hombre realmente dijo la verdad. Y lo confirmó cuando lo vio en televisión en una conferencia de prensa declarándose culpable de los crímenes.

No le gustó el dolor que sintió cuando lo escuchó decir que se responsabilizaba de todo. Ya no podía negar que apreciaba a su hermano, pero fue como un duro golpe en su estómago el sentimiento que lo arrulló cuando lo vio hablar, prácticamente protegiéndolo. Liam hizo eso por él.

¿Qué pretendía la pequeña mierda? Ellos no eran tan cercanos para estar protegiéndose el uno al otro, especialmente en silencio. Liam ya tenía una vida, un amor, una familia propia. La pesada vergüenza de saber que lo que Liam hizo realmente lo podía ayudar, solo lo hacía sentir más culpable.

—¿Qué es lo que Liam te ha ofrecido para reemplazar lo que teníamos?

—¿Me dices que quieres ir a prisión? —la sorpresa en el hombre era evidente —Realmente no lo entiendo. Te estoy dando la oportunidad de salir libre de esto y me estás presionando para que siga con lo que acordamos —Jonathan se rió, una risa genuina y real —Debes estar bromeando.

—No lo estoy —Louis frunció el ceño —Solo que conozco esto, sé lo que están haciendo. No tengo la esperanza de que me dejes ir con facilidad, me sacuda las manos de estos problemas y todo se acabó. No me gusta soñar en vano.

El Comisionado lo observó por un momento en silencio, hasta que lo hoyó decir —Para ser franco, me gustaba el trato que teníamos. Era bueno y justo. Te iba a mandar a prisión con la intención de que se te negara liberad, luego buscaría a alguien que te ejecutara. Ya no eres el mismo... no, espera, sigues siendo el mismo, es por eso por lo que no deslumbras nunca más. Ya no necesitamos tus servicios. Pero quería a tu hermano. Él puede ser muy rudo, sucio, descuidado y arrogante, pero tiene ciertos talentos que me interesan. Él y yo tuvimos una conversación, pidió que te dejara fuera de esto, incluyendo prisión, y acepté —Jonathan lo vio fijamente, sus ojos suspicaces de nuevo —¿Crees que me gusta? Realmente no, yo te quiero muerto. Pero cuando un negocio es bueno, ¿qué puedes hacer más que aceptar?

Embajador de Inglaterra [LS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora