PEQUEÑOS PERO GRANDES AMIGOS

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A la mañana siguiente, el señor Etron se presentó en casa del herrero con un pergamino. Hizo que todos se sentaran alrededor de la mesa del comedor y extendió el pergamino. Era un mapa de Hades. Con su voz ronca y señalando con el dedo comenzó a decir:

– Irás a cada una de las aldeas para recoger la piedra mágica que esconden: las Winnies tienen la piedra del agua; los Bulcs, la del aire; los Egels, la piedra de la tierra; y los Dracos, la piedra del fuego. Para obtener cada una de ellas tendrás que realizar una prueba, de este modo demostrarás que eres la elegida y no una impostora —Etron hizo un barrido visual a toda la mesa, se detuvo en Lyla y asintió con un gesto de cabeza, al cual, Lyla, dio su aprobación—. Durante tu viaje puedes encontrarte con cualquier imprevisto —prosiguió, Etron—. Deberás demostrar inteligencia, fuerza, firmeza, perseverancia y sabiduría —miró a los padres de Lyla, los cuales estaban abrazados—. Sé que el viaje será largo y agotador… pero no te rindas —con los ojos brillantes miró a Lyla  —. Hades vivirá, si tú resistes.

En ese momento, Lyla sintió una fuerte punzada en la muñeca. La agarró fuertemente con la otra mano. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Sus padres se asustaron. Etron extendió su brazo por encima de la mesa hasta alcanzar la muñeca de  Lyla, y la miró.

– ¡Ya ha empezado! Debes partir cuanto antes.

– Lyla miró fijamente la marca de la muñeca y observó que se estaba oscureciendo. Los padres y la pequeña esperaban una explicación del señor Etron.

– Si oscurece del todo, si por alguna razón esa marca se vuelve totalmente negra, Hades desaparecerá en la oscuridad —se apresuró a decir, Etron—. No tenemos mucho tiempo, Lyla. 

Lyla, junto con su padre y su madre, se embarcaron en los preparativos para el viaje. Mientras, Irina, la madre de Lyla, preparaba el zurrón, Eneas, revisaba el mapa para darle las indicaciones oportunas a su hija. Ésta se le acercó por la espalda y se abrazó al cuello de su padre. El abrazo emocionó tanto a Eneas que no pudo evitar que su corazón se rasgara en mil pedazos y sus ojos se bañaran de gotas con sabor salado.

El señor Etron llamó a la puerta y seguidamente la abrió. Se acercó hasta la mesa, colocó una bolsa de color beige y la abrió. Frunció el ceño mirando la bolsa. Los demás se quedaron expectantes por si ocurría algo especial. Pasados unos segundos, Etron se acercó a la bolsa y susurró algo. Miró a  Lyla y sonrió. La bolsa comenzó a moverse y tanto Lyla como sus padres se asustaron. Una pequeña mano empezaba a sobresalir de la bolsa. Después otra y seguidamente dos más. Etron volvió acercar su rostro a la bolsa y pronunció unas palabras que sólo la bolsa pudo escuchar. Entonces, dos duendes, con orejas puntiagudas, cabello marrón y cara alargada, aparecieron a la vista de todos. 

– Se llaman, Oki y Uki —los presentó, Etron—. Son hermanos gemelos y te acompañaran en el viaje. Son muy buenos rastreadores y te ayudaran a seguir el camino en tu viaje.

– ¡Hola, soy Lyla! —y extendió su mano para estrecharla con los duendes.

Al principio tenían miedo, bueno, más que miedo, vergüenza. Dudaron un instante pero cuando Lyla volvió a ofrecer su mano, corrieron los dos a la vez hasta que tropezaron y cayeron sobre la mesa uno encima del otro.

– ¡Primero, yo! —exclamó Oki intentando deshacerse de su hermano que estaba sobre él.

– ¡No! Primero, yo —replicó Uki mientras se esforzaba en llegar hasta la mano de Lyla.

– No os peléis, chicos —los cogió con los dedos en forma de pinza y los posó a cada uno sobre un hombro, al tiempo que seguían pataleando por el aire—.

Todos los aldeanos fueron a su casa a despedirse de ella. Había gente que lloraba de pena, otros daban ánimos a la valiente niña. Lyla caminaba hacia su destino dejando atrás a su familia y su casa.

EL MUNDO DE HADESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora