Capitulo 2

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Capitulo 2

   Había volado a aquel lugar por una razón, pero al parecer, todo desde un principio se estaba poniendo en su contra. Cuando ya no pudo seguir leyendo, decidió dedicarse a mirar hacia la ventana. Era una noche estrellada tan hermosa que no había podido dejar de contemplarla.

   Inglaterra, al fin iría a Inglaterra, aunque no por turismo como una vez había soñado hacer. Amaba los clásicos ingleses y algunos libros de escritoras actuales que basaban sus novelas en aquel lugar. Quizás, allí encontrara a su Mr. Darcy, como solía a veces bromear con sus amigas, cuando ellas les preguntaban que esperaba.

Sólo estoy esperando la llegada de Mr. Darcy…_ solía bromear, aunque no podía negarse a si misma que, a veces, soñaba encontrar un hombre como él. Quizás por ello, “Orgullo y prejuicio”, se había convertido en su novela favorita desde que había llegado lo había tomado en una librería tiempo atrás, por simple curiosidad_. O al menos, alguien que se le asemeje… Soñar no hace daño a nadie. Al menos, cuando sé que no quiero a cualquiera a mi vida. Quien espero, llegara a su momento… Mientras tanto, me dedicaré a ser feliz a mi manera.
_ ¿Con tus libros, tus planes de viajar por toda Europa o con algo que aún no nos has mencionado?
_ Tiempo al tiempo…_terminaba siempre diciendo.

   Sin embargo, aquel viaje no era como se lo había planeado. Y sólo lo que deseaba llegar pronto a Londres o que se abriera la tierra y se la tragara. ¿Qué más podía suceder?

Cerró los ojos un instante.

_ Sé que no es mi problema… Pero, ¿nunca has vomitado en un avión?_ le preguntó graciosamente, en un tono bajo, para que solo ella lo escuchara. Al estar él en el asiento del pasillo.

Ella abrió los ojos y miró sus ojos.

_ Hola de nuevo…_ Christopher sonrió un poco al ver enojo en los ojos de ella_. No es para ofenderte… Sólo es para ver si me tengo que preparar. Jamás nadie me ha vomitado encima. Puede ser que si me hayan derramado algún café u otra bebida, pero jamás me han vomitado…_ ella lo miró no muy contenta_. Sólo intento bromear un poco contigo. Pareces que has visto a un fantasma o algo parecido.
_ Gracias, pero no es nada gracioso…_ le espetó, mirando de nuevo a su ventana.
_ Tomaré tu palabra…_ le dijo Christopher, cuando las aeromozas empezaron con su servicio abordo.

Amy le miró sin entender. ¿Se estaba burlando de nuevo de ella?

_ ¿Mi palabra?
_ Eres distinta a quien creí que eras…
_ ¿Volverás con lo mismo?
_ Realmente no… Sólo quería una excusa para logra una conversación contigo. Y lo he logrado.
_ ¿Eres inglés, verdad?
_ Si…
_ Pensé que no solían bromear…_dijo algo seria.
_ Al menos, si logras una excepción.
_ Ok… ¿Soy la culpable, entonces?
_ Sí…

En ese instante, una aeromoza se acercó a ellos y empezó a atenderles. La aeromoza miró con cierta extrañeza a Christopher, probablemente lo había reconocido, no obstante, procuró atenderlo sin verse aún más evidente de que lo había reconocido al ser ella inglesa, no tan sólo como un pasajero frecuente, sino por la elite social en la cual él se movía.

_ Tomaré tus palabras como un consejo, gracias…_ y decidió seguir viendo hacia su ventana, hasta que se quedó dormida.

Christopher la miró sonrientemente, cuando sintió su cabeza posarse en su hombro. No era de la clase de hombres que soliera impresionarse por una mujer, sin embargo, Amy estaba logrando lo que otras no habían logrado antes.

_ Hemos llegado…_ le susurró al oído, cuando el avión estaba por aterrizar.

La expresión de Amy al verlo tan cerca, le hizo sentir una oleada de sensaciones en su interior. Aquel hombre realmente era un adonis. Y ella había tenido que conocerle de aquella manera que jamás podría sacarse de la cabeza.

_ Lo siento… No me di cuenta… Pensé que…
_ No fue nada…_ sonrió seductoramente_. Me agrado ser de buena compañía, al menos, de esa manera.

Soltaron sus cinturones cuando la jefa de cabina dio la indicación. Y se dispusieron a tomar sus pertenencias para bajar de aquel lugar.

Amy y Christopher hicieron inmigración por separado, para luego volverse a reencontrar en la correa. 

Christopher se acercó a ella cuando la vio que se disponía a recoger su equipaje.

_ ¿Te ayudo?_ le preguntó al ver que le había costado tomarla.
_ Gracias…_ dijo algo sonrojada. No podía aún creerse aquella casualidad de la vida. ¿O acaso todo aquello era un mal sueño?... Sí, tal vez aún dormía. Y soñaba con él.
_ De nada, Amy…_ dijo después de haberla ayudado_. Por cierto, no miento cuando digo que me gustaría verte otra vez.
_ Te he dicho que no soy quien conociste en Los Ángeles.
_ Exactamente por eso quiero conocerte. Quiero saber quien es realmente la Amy con quien he viajado a Londres…
_ Tendré que pensarlo.
_ Toma mi tarjeta… Es mi número de aquí. Si te animas o no, al menos sé donde encontrarte…
_ ¿Eres siempre así?_ le preguntó, mientras se disponía a caminar hacia la salida.
_ No… Al menos que me interese alguien.
_ Lo pensaré… Ahora tengo que irme. Adiós…
_ Adiós…

Sus caminos se separaron en aquel instante. 

Amy subió al taxi, y le indicó aquella dirección. La aerolínea le había ayudado encontrar un apartamento en alquiler cerca de la zona de Piccadilly. Una zona muy turística. 

_ Era él… No puedo creerlo. Era él…_ miró aquella tarjeta que él le había dado aún asombrada_. Christopher William…

Lo primero que hizo Amy al llegar a aquel que sería su apartamento por el tiempo que estaría allí, fue tomar su celular y llamar a una de sus mejores amigas. A Erika. 

_ Perdona la hora, pero necesitaba llamar a alguien, y sólo puedo hablar de esto contigo. ¿A qué no adivinas con quién me he cruzado?_ dijo después del hola.
_ No te preguntare como llegaste, pues con esa pregunta, como “¡hola!, ¿qué tal?”, dice más que un millón de palabras…
_ Bueno, recuerda un punto importante… Es una llamada de larga distancia.
_ ¿A quién viste?_ sonrió graciosamente.
_ No, la pregunta correcta es: ¿quién se tropezó sin querer conmigo?
_ Aja, dime, ¿quién?
_ El chico que conocí en Los Ángeles, el día de la apuesta…
_ ¿Un momento? ¿Al bombón?
_ Aja… Se llama Christopher Williams… Estoy aún que no me lo creo. 
_ Ya va… ¿Me estas hablando en serio? 
_ Sí… Ese mismo. ¿Por qué crees que te estoy llamando a esta hora?
_ ¡Por dios! ¿Se han reencontrado de nuevo?... No lo puedo creer…
_ Yo tampoco… De la impresión más bien fui distante e indiferente con él. Es que… Dios, yo no sabía que habíamos tomado el mismo avión.
_ Ya va… Cuando Estefanía o Anne se enteren se va a morir… ¿Y estaba solo?
_ Sí, solo…

Ambas se rieron. Al mismo instante, en que Amy empezaba a contarle todo con lujos y detalles.

Un Cambio InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora