Capítulo 13

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Capítulo 13

   El día se había hecho estresante al ver cómo la gente que la rodeaba la reconocía. Sonreír se le había hecho cada vez difícil cuando alguien sin querer le preguntaba si era la chica del periódico y ella se había visto con la obligación de mentir para no dar más explicaciones. La monotonía al ir chequeando e ir al grano con cada pasajero que atendía, se había convertido en su pan de cada día, por lo que lamentablemente su amabilidad y cordialidad se había ido por la cañería, haciéndola ver como un ser impenetrable y frío. Lo único en que podía pensar era en tener en frente a Christopher Williams y decirle todo aquello que tenía reservado para aquel preciso momento. Aquel que seguía  en sus pensamientos como una película lenta.

_ Amy, puedes irte…_ le dijo su supervisora después de que hubiese acabado su turno.

_ ¿Estás segura? ¿No necesitas mi ayuda? El vuelo a New York está demorado y necesitas personal en la puerta.

_ Me la ingeniare con el equipo que se queda…_ la miró con compasión al entender su incómoda situación_. Es mejor que te vayas a tu casa. Has estado trabajando por inercia y entiendo tus razones… Es mejor que busques solucionar tu situación.

_ Él no es nada mío… Todo lo que se ha dicho es mentira._ dijo en un tono que expresaba todo aquello que había decidido contener en su silencio, dándose al fin por vencida.

_ Te creo, por lo que es mejor que te dediques el resto del día a ti misma. Mañana te necesitare completamente y no medianamente… Hazme caso. Es lo que necesitas.

_ Quizás tengas razón… Gracias._ medio sonrió y se retiró de aquel lugar.

   En el vagón del metro en el cual se había subido, al sentarse en uno de los asientos vacíos decidió relajarse y olvidarse de ese día. Ignorar todo su alrededor se le había convertido en un delicioso antojo, mientras deseaba desechar de su memoria aquella fotografía que le habían tomado junto a lord Christopher Williams. Aquel día él le había hecho descubrir lo que era ella para su persona: Un títere, un arlequín y un bufón que había creado a su espalda.

   Respiró profundamente y abrió su bolso, encontrándose de nuevo con aquel libro que había dejado sin leer por completo, lo abrió deseando fingir al menos que lo leía para no tomar en cuenta aquellas miradas que le seguían sin consentimiento ni consideraciones. Tenía que contenerse y evitar gritar o llorar de la indignación y la rabia.

   Pero nada al parecer estaría a su favor ese día.

   Al abrir su libro se encontró con aquella tarjeta que Christopher le había dado una vez. Se había olvidado que una vez la había dejado allí como especie de marca libros. ¿Desde cuándo no abría ese libro? ¿Cuánto tiempo tenía esa tarjeta allí?

   ¿Es que acaso ella no había deseado una razón de saber que hacer o un impulso que le empujara a hacer lo que se había planteado mientras trabajaba?

   Allí tenía su respuesta. El lugar donde trabajaba Christopher. Y no le importaba nada en absoluto, ni siquiera que aquello fuese una nueva noticia más para los paparazis. Era ahora o nunca, frente a frente, cuando su interior hacia semejanza a un volcán a punto de hacer erupción. Ella no esperaría ningún otro momento. Se bajó en la siguiente estación y se dirigió a la línea del metro que le llevaría hacia donde Christopher trabajaba, rogando que estuviese allí.

   Él debía estar allí.

_ ¿A qué debo el honor de tu visita?_ le expresó Christopher con chocancia a su prima.

_ Sabes a qué se debe el honor de mi visita…_ le miró con ironía_ ¿También tenías planeado todo esto?_ agregó al mostrarle la portada de aquel periódico londinense.

_ Veo que ya lo has leído…_ mencionó irritado_ Sin embargo, nada tengo que ver yo con todo eso.

_ Ya veo…_ dijo al creerle_. ¿La has llamado?

_ No…

_ Christopher…

_ Sabrina, ¿qué pretendes que le diga ahora? ¿Crees que me creería si le digo que no tengo nada que ver con todo esto?... ¡Estoy tan enardecido como puede estarlo ella!

_ Creo que aún más… En su lugar vendría a hacerte comerte esa noticia por la boca._ le miró con una sonrisa cínica_. Sabes que te quiero, pero no puedo ocultar mi desagrado por lo que hiciste ayer.

_ ¡Gracias por tus palabras! ¡Son realmente un consuelo para mi atribulada alma!_ dijo con cierta ironía.

   Sabrina cruzó los brazos, mientras seguía de pie y miraba a su primo a la cara.

_ Siempre he sido como una especie de conciencia para ti, ¿lo sabes?... Sin embargo en este momento además de serlo no puedo callarme. Realmente me gustaría verla cruzar por esa puerta y que te haga comer esa noticia por la boca… Sería algo muy interesante. ¿Jamás le ha ocurrido al irresistible lord Christopher Williams, verdad?_ sonrió y buscó donde sentarse.

_ No te he invitado a sentarte…Hoy estoy muy ocupado._ dijo secamente.

_ Pues, yo misma me invité… No sé, siento una especie de presentimiento. ¿Ya te dije que me cayó bien, Amy? ¿Amy es que me dijiste que se llamaba?

_ ¿Disfrutas de mi desgracia?_ la miró fijamente.

_ Quizás un poco… Y más cuando te dije que te equivocabas. Yo tenía la razón… 

Un Cambio InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora