Capítulo 23

7.9K 952 7
                                    

Capítulo 23

    Regresar a su casa la había hecho retomar todo aquello que había dejado pausado, por lo que agradecía al cielo estar de regreso y a distancia de Christopher.

    Sabrina le había prometido no volver a meterse más en su decisión de mantenerse a distancia de él. Entendía su posición, aunque no era partidaria de aquello. Sentía que ambos se merecían una oportunidad, pero solo ellos eran quienes eran dueños de sus vidas, por más que ella quisiese ayudarles.

  <<  Cuando tenía veintisiete años, mi vida cambió para siempre… Y todo por culpa de una tonta apuesta que me cruzó con la vida de alguien que no pretendí conocer… >>

   Había escrito Amy una vez más en aquella hoja de su diario, ya pareciendo una hoja de hacer caligrafía.

     << Cuando tenía veintisiete años mi vida cambió para siempre… Pensé que jamás volvería a verlo y que Londres tendría un distinto significado para mí… ¡Que equivocada estaba!>>

    Cerró los ojos y una vez más se dijo a sí misma que ya debería dejar de pensar en tonterías. Había tomado la mejor decisión de su vida.

   <<  Cuando tenía veintisiete años, mi vida cambió para siempre…>>

    Escribió aquella última frase y cerró aquel diario, dejándolo en un rincón de su mesita de noche. Aún no podía quitarse de la cabeza que había cometido un error al haber  aceptado ir a la propiedad de Christopher. ¿Dónde había quedado su orgullo? ¿Dónde había dejado los recuerdos de lo que él había hecho?

   ¡Los había enviado a la cañería!

   Después de que había ido a visitarlo al hospital no había vuelto a verlo. Había pasado un mes desde entonces, sin embargo se había dejado convencer por Sabrina cuando ella le pidió que fuese a aquel lugar. ¿Acaso su primo no se merecía que hablasen de nuevo después de estar tan arrepentido?

     Pero, ¿era Sabrina culpable de que ella tomase aquella decisión?... No, ella no la había obligado, por lo que la culpa era solo suya.

   Afuera empezaba a llover, por lo que agradecía haber llegado a tiempo a su apartamento y marcharse justamente cuando la madre de Christopher había llegado. Al fin había tenido el placer de conocerla y descubrir que ciertamente era una mujer desagradable y superficial que valoraba a las personas por lo que tenían.

_ ¿Quién es ella?_ había preguntado al verla de pies a cabeza, ignorándola al ver su ropa.

_ Una gran amiga de Los Ángeles, madre…_ le había respondido fríamente Christopher, mientras miraba a Amy con ternura y con ello le decía: << Siento que conozca a mi madre de esta manera>>.

_ ¿Amiga?..._ expresó turbada ante aquella respuesta_ ¿Los Ángeles? ¿Acaso es ella la señorita con que tú pretendías darme un disgusto?

_ Madre ya te he dicho que es una amiga… Una gran amiga.

_ No sé preocupe señora, ya me iba… Sólo he venido a saludar  a lord Williams… ¿Me acompañas hasta la salida, Sabrina?_ dijo al agradecerle al cielo la llegada de Sabrina también a aquel lugar, justamente en ese momento. Ella también se veía asombrada de ver a su tía allí.

_ Sí, claro…

   Definitivamente a aquella señora no la había agradado conocerla.

   Cerró los ojos y se recordó al Christopher que le había propuesto aquel matrimonio de mentira solo para conseguir acallar a su madre.

_ Nunca hubiese podido soportarla a causa de una mentira… Ni siquiera por esos seis meses de contrato. _ abrió los ojos y sintió compasión por Christopher_. Al menos le has hablado con la verdad… Solo soy una amiga. O lo llegue a ser una vez… Jamás me iba a prestar a un juego tan bajo…

   Se dirigió al baño, después de poner algo de música. “Landing in London” de 3 doors down había empezado a sonar cuando entró y abrió la ducha caliente. Necesitaba despejar su mente y sacarse todo aquello que había sucedido ese día de la cabeza. Cuando salió del baño, se puso un pijama de mono y franelilla, y se calzó unas sandalias. No se molestó en arreglarse mucho, total, era de noche y nadie iría a visitarle.

   Caminó a la cocina para prepararse una taza de té, sin embargo, el timbre de su intercomunicador volvió a sonar, siendo la primera vez que ella lo escuchaba, por lo que dejó lo que iba a hacer en la cocina y se acercó a su intercomunicador y preguntó quién era.

_ Soy Christopher. Déjame entrar solo un momento, Amy. Me estoy mojando… Y congelando… Necesito hablar contigo.

   El sonido de su voz le había afirmado que él no le mentía. Su voz se escuchaba como si él temblase por el frio.

_ ¿Christopher?

_ Amy, por favor… Solo un momento. Me estoy muriendo del frío.

_ Está bien…_ tocó el botón que permitía que aquella puerta se abriera_. ¿Entraste?

_ Sí… Te prometo que solo será un momento y luego me marcharé…

   Amy resopló confundida por lo que había hecho y se permitió darse una bofetada interna.

_ Ya lo hiciste… ¿Qué querrá ahora?

   Abrió su puerta al escuchar el timbre y cuando  le abrió, lo miró totalmente empapado y temblando, por lo que dejó a un lado su orgullo.

_ ¿Qué haces aquí?_ le preguntó con extrañeza_. ¿Acaso estás loco?

_ Tal vez…_ dijo al sonreírse con un poco de picardía, mientras temblaba.

_ ¿Cuánto tiempo has estado bajo la lluvia?

_ El suficiente para mojarme, después de haber dañado mi paragua por tonto…

_ Déjame buscarte una toalla para que te seques… Y luego preparare algo caliente.

_ Gracias Amy, pero no quiero causarte molestia. Estoy bien así…

_ Hazme caso, por favor… ¿O es que quieres enfermarte?_ dijo mirándolo seriamente.

_ Gracias…

   Amy entró en su habitación y sacó una toalla y regresó a la sala. Christopher seguía de pie con la mirada perdida.

_ ¿Por qué has venido? _ le preguntó al entregarle la toalla.

_ Porque necesitaba hacerlo… Aunque el cuento es más largo de lo que podría decirte…

_ Vamos a la cocina. Déjame preparar algo de té. Pensaba hacérmelo antes de que llegaras.

   Amy lo invitó a sentarse en una silla de madera, después de indicarle que podía dejar la toalla en el respaldo de la silla que estaba a su derecha.

_ ¿Sabrina sabe que has venido a mi apartamento?

_ No, nadie sabe a dónde fui después de que discutí con mi madre inmediatamente que te fuiste.

_ No le agrado verme, imagino…

_ Fue más que eso…_ colocó los codos en la mesa y se miró las manos_ La enfrenté como nunca antes lo había hecho. Fue algo más que decirle que era un hombre que tomaba sus propias decisiones e iba a hacer con mi vida lo que quisiera… O decirle que era quien decidía a quien amar. Nunca he mentido cuando he dicho que no me importa perder los privilegios que dejaría de tener el día en que me deshereden o si ella reniega que soy su hijo…_ buscó su mirada_ Sin embargo, ella dijo cosas que me hizo recordar sus humillaciones cuando era un niño y a fin dije lo que nunca me había atrevido a decirle: “¿Sabes qué madre? ¡Se puede ir a la mierda el título y mi estatus en esta vida!... ¡Renuncio a mi título y a todo los beneficios y privilegios que obtendría y conseguiría con él! No me importa nada de lo que poseo si no tengo lo que más quiero. No quiero una vida vacía y sin sentido, por lo que si mis decisiones le avergüenzan y arruina el abolengo de esta ilustre familia, haga que he muerto… Sí, destiérreme como siempre ha deseado hacerlo cada vez que la he contradicho”... Sé que tú no me aceptaras jamás, pero al fin verte hoy me dio las fuerzas que necesité en el pasado. No me escudé en ti, porque realmente dije la verdad… Le pedí a mi madre que se fuera de mi propiedad, por lo que no se te haga extraño que mañana salga en las noticias que fui desheredado y mi popularidad se vaya al pique… Sinceramente no me importa, desde que cumplí la mayoría de edad labré mi propio camino y tengo mi propia fortuna.

Un Cambio InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora