3. No me arrepiento.

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Gideon le tendió a Finn un cono de helado con dos porciones; Finn lo tomó esbozando una pequeña sonrisa no muy convincente. Ambos se reclinaron sobre el capot del auto de Gideon y miraron hacia la calle del estacionamiento del centro comercial sin decir nada. La idea de ir por helado después de todo lo que había ocurrido, había sido de Gideon, porque quería desesperadamente hacer sentir mejor a Finn. Se sentía profundamente culpable por haberse metido en sus problemas, después de haberlo pensado con la cabeza fría. Tal vez hubiese sido mejor solo alejarse y dejar que Verónica obtuviera de Finn lo que quería. Sin embargo, Gideon se negaba a alejarse de un amigo solo porque una loca egoísta se lo pedía e iba contra sus principios apoyar ese tipo de conducta. Decidió luego de un rato de pensar que había hecho lo correcto, pero Finn estaba deprimido y apagado y aun la culpa lo apañaba.

—No la necesitas —dijo Gideon luego de un largo silencio.

—No lo entiendes —murmuró Finn sin voltear a mirarlo—. Verónica y yo somos más que amigos... somos como hermanos, hemos estado juntos... tanto tiempo que yo simplemente sé que Verónica tiene una razón muy fuerte para hacer esto.

—Tal vez no es lo que piensas, tal vez puedes estar equivocado acerca de ella ¿No te parece? A veces, incluso si conoces a alguien mucho tiempo tú...

—Basta —Finn lo cortó—. Escucha, no solo la conocía bien... sé cosas de ella que ni sus padres saben, sé cosas que un amigo normal no sabría, ella y yo compartimos una infancia, compartimos nuestro día de cumpleaños, nuestras fiestas, nuestros recuerdos... nuestras padres pudieron juntarnos pero nosotros decidimos quedarnos juntos, cosa que a veces no pasa con los hermanos biológicos ¿Entiendes? Somos más que eso... somos almas gemelas.

—Si son almas gemelas... ¿Por qué ella querría hacerte algo como eso?

—Cuando Verónica está entre la espada y la pared, hace decisiones estúpidas, por lo que creo que si tenía un plan, lo arruinó saliéndose de su esquema principal, probablemente ella no quería lastimarme, es solo que no sabía qué hacer, como dijo... aunque aun no estoy seguro que la tiene tan ansiosa —Finn se encogió de hombros—. Esperaré a que se disculpe y todo vuelva a la normalidad.

—Pues yo no —Gideon se levantó y se posicionó frente a él—. Seamos amigos tú y yo, pasa el tiempo conmigo, olvídate de ella... necesitas conocer a otras personas, necesitas más amigos ¡Puedes hasta conseguir novio! Terra conoce a muchos chicos gays, te presentaremos a alguien, haremos de tu último año de instituto el mejor sin necesidad de que ella está allí.

Finn se echó a reír tratando de no tirar su helado, Gideon lo miró expectante. Era una petición y quería escuchar una respuesta de parte de Finn, una que le permitiera quitarse la culpa de encima. No quería dejar el asunto así, honestamente en ese momento no estaba pensando en reparar la amistad de Finn con Verónica, él solo quería que Finn se sintiera bien para poder sentirse tranquilo. También era un acto egoísta pero ¿Qué más daba? Al menos alguien sería feliz.

—No es tan fácil, Gideon, incluso si tienes razón... ¿Sabes lo que Verónica significa para mí? No puedo olvidarme de ella de la noche a la mañana —él se separó del capot y caminó lejos—. Además, no es que yo esperase nada ¿Sabes? Pero el que el chico que me gusta me busque novio, no suena nada lindo.

—Sabes, a eso me refiero... ¿Por qué ella hace esto si tú estás pasando por lo mismo y no enloqueciste por ser solo mi amigo? Incluso yo te odiaba antes y nunca te volviste loco al respecto, queriendo destruirla porque ella era la causa de todo, al contrario, estuviste para ella todo el tiempo ¿No? —Gideon se cruzó de brazos, haciendo una mueca de inconformidad—. Aun no encuentro el punto de todo esto.

Quisiera conocerte | Quisiera 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora