5. Nunca volverán.

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Finn abrió los ojos cuando sintió su cara muy caliente por alguna razón; al parpadear se dio cuenta de un rayo de sol le estaba dando justo en la cara y que este venía de la ventana de un auto. Él dobló su cuello y se encontró con un abdomen, cuando sus ojos se ajustaron mejor y subió la mirada descubrió con asombro que había pasado la noche apoyando su cabeza en el regazo de Gideon y que este ahora roncaba con su boca abierta y la cabeza echada hacia atrás. Finn se alteró, se levantó de golpe casi golpeando su cabeza contra el techo del auto. Se acurrucó en el rincón del asiento del copiloto y pasó saliva; la poca que pudo ya que su garganta estaba seca y su boca sabía horrible. Claro ¿Qué podía esperar después de haber estado bebiendo toda la noche? Incluso su mente vislumbraba a un chico asiático bastante guapo que había estado empujándolo contra una pared y eso... eso fue lo más sorprendente.

—Joder... —él se pasó una mano por el pelo, intentando sentirse mejor y terminó riendo mientras negaba con la cabeza.

Luego dirigió su mirada hacia Gideon e hizo una mueca, se quedó contemplándolo durante un largo tiempo. Deseaba poder decir que a quien había besado ayer era Gideon, pero no podía. Era un poco decepcionante pero Finn y la decepción se llevaban bastante bien.

Un sonido lo hizo saltar; el celular de Gideon sonando. Estaba puesto sobre el salpicadero así que Finn lo tomó para ver quien llamaba. Su madre. Él se preocupó, probablemente ella estaría preocupada y Gideon la tenía agregada como "mami" con muchos emojis de corazón, lo que significaba que era un niño de mami que no querría preocuparla.

Finn zarandeó el brazo de Gideon y empujó el celular en su cara cuando este abrió los ojos. Gideon a duras penas se enteró de lo que estaba pasando pero logró contestar el celular con un desganado y somnoliento—: ¿Mami?

Finn reprimió una risa.

—Um, sí, aun estoy en casa de Terra —dijo, incorporándose y mirando a su alrededor mientras se tallaba un ojo con la mano—. No, no tienes que venir por mi, puedo conducir... iré pronto ¿De acuerdo? Sí, desayunaré por ahí, que tengas buen día en el trabajo, te quiero, adiós.

Él colgó la llamada y Finn soltó una leve risa.

—Eres tan lindo con tu madre —no pretendió soñar horriblemente enamorado, pero fue exactamente como sonó.

Gideon pareció no notarlo, dándole una sonrisa cálida, como la de un pequeño travieso.

—Ella es la única chica en mi corazón —dijo.

Finn suspiró.

—¿Quieres desayunar por ahí? —interrogó Gideon alcanzando con su mano la llave para darle vuelta y encender el auto—. Te llevaré a casa luego, pero tu cabeza debe estar doliendo y necesitas algo para la resaca y un buen desayuno... ¿Hablaste con tus padres?

—Um, no, no creo que les importe —Finn se encogió de hombros.

Se sentó derecho y se colocó el cinturón de seguridad en tanto Gideon sacaba el auto del estacionamiento.

—¿Por qué?

—Ellos no me tratan igual desde que se enteraron de que soy gay.

—Okay, bien, tampoco los de Abi lo tratan igual, eso es tonto pero por lo menos se preocupan por él —Gideon bufó—. Lo tratan como si fueran padres de los cincuenta custodiando la virginidad de su niña... ¿Cómo te tratan los tuyos?

—Con indiferencia —Finn se encogió de hombros—. No es un problema que sea gay por temas religiosos, sino por problemas de moralidad ¿Supongo? Creen que ser gay equivale a ser promiscuo y descarriado, siempre que salgo y me quedo mucho tiempo afuera ellos me lo reprochan diciendo que voy a contraer una enfermedad, yo... no soy ese tipo de chico pero no importa lo que diga para defenderme, ellos seguirán diciendo que no sé nada de la vida y que todos los que son como yo terminan en el mismo lugar.

Quisiera conocerte | Quisiera 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora