"México Está De Pie"

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(Esta parte la escribí unos días después de los devastadores sismos en México en el mes de septiembre del 2017.)

El 19 de septiembre de 1985, el centro de México fue atacado por un terremoto que le quitó la vida a miles de personas, que también dejo sin casa y sin lugar de trabajo a otros cuantos miles.

Mis padres se encontraban durmiendo y despertaron por el ruido de las puertas deslizantes que se movían, el sonido de sus espejos que se golpeaban en las paredes, el como la cama se sacudia de un lado a otro.

Pero no les pasó nada, la casa quedó intacta al igual que ellos y es por eso que estoy agradecida con la vida. Pero como se ha leído en el primer párrafo; no todos los mexicanos corrieron con esa suerte.

A partir de ese año, cada 19 de septiembre se hace un simulacro a nivel nacional, esto para que estemos preparados y mejor capacitados para afrontar desastres como ese.

El pasado 19 de septiembre del 2017, en el aniversario número 32 de aquel devastador suceso, a unas horas después del simulacro y solo unos cuantos días después de la devastación en Chiapas y Oaxaca, un nuevo terremoto sacudió el centro del país.

Edificios y casas cayeron dejando atrapados a cientos de personas, muchas de las cuales no salieron con vida.

Amigos lectores.

En los últimos años los feminicidios han estado a tope en mi país, el machismo sigue dominando a las personas, la delincuencia en las calles ha crecido tanto que al salir de casa, son muy pocas veces las que me siento segura, la corrupcion... ¡Ay, amigos! De ese tema podría yo escribir horas y horas, pero no lo haré.

Todo esto, hizo que mi fe por mi país (y con esto no me refiero a la tierra. OJO: México no es su gobierno, México es la tierra en las que estamos parados), en las calles que me vieron crecer y las cuales yo he visto cambiar y mejorar, que mi fe en la humanidad fuese disminuyendo poco a poco.

Pero el 19 de septiembre del 2017, mi fe por la humanidad regresó más rápido de lo que le tomo al terremoto derrumbar aquellos edificios.

Nadie convocó a nadie, amigos. La gente comenzó a quitar escombros para salvar a los que quedaron indefensos bajo ellos, la gente comenzó a llevar comida y equipo a los voluntarios, la gente se organizó e hicieron centros de acopio por todo el país. ¿Quién pensaría que las autoridades pidieran de favor que ya no acudieran más voluntarios porque había más que suficientes? ¿Quién pensaría que las autoridades pedirían que ya no llevaran agua y comida a ciertos puntos porque tenían hasta para reservar?

Han sido días en los que no me he despegado del televisor, días en los que he mantenido mi celular en mano al pendiente de las redes sociales. Han sido días llenos de impotencia por no poder ayudar más, por no poder estar ahí partiéndome la espalda como muchos lo están haciendo, por no poder abrazar a la gente que ha quedado sin hogar y poderlos ayudar, por ver a la gente llorarle a sus muertos.

Yo no recuerdo mucho de mi infancia, no recuerdo cuando los huracanes han golpeado a mi país y ver estas imagenes me rompe el corazón. Es uno de los desastres naturales más fuertes que he visto.

¿Y saben qué es lo que más apachurra mi corazón? Que estos días, la gente ha olvidado si la persona que está trabajando a su lado escucha banda, rock o raeggeton, han olvidado si son católicos o ateos, han olvidado si son ingenieros o licenciados, han olvidado si aman leer o no, la gente ha dejado sus diferencias a un lado y están trabajando juntos como siempre debería de ser.

Wait For It | Steve Rogers |#IQ01| ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora