O C H O

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Noviembre 01 del 2012, Washington, D

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Noviembre 01 del 2012, Washington, D.C, Estados Unidos de América.

Cuando Elizabeth abre los ojos, puede notar que es muy temprano por la mañana, pues la luz que entra por la ventana de la sala es muy tenue aún. Lo último que recuerda es haberse quedado en el sillón platicando con Steve.

Y cuando el nombre de su amigo cruza su mente, voltea a su izquierda y lo ve durmiendo junto a ella. Es ahí que recuerda que habían bajado el respaldo del sillón para que cumpliera su función de sofá-cama.

Por mucho que le gustaría quedarse a observar a Steve, no quiere sentirse una psicópata o algo parecido, así que se levanta del sofá y se dirige a la cocina para preparar el desayuno, aunque desde ahí le lanza un vistazo a su vecino y se da cuenta de que la abraza un sentimiento de calma con solo verlo dormir.

Cuando era pequeña y le pedía a su abuelo que le contara una y otra vez la historia de cómo fue que el Capitán América lo salvó, su madre siempre bromeaba diciendo que Elizabeth se había enamorado de él y aunque ella siempre decía que no era cierto, la realidad era completamente diferente. A pesar de que Elizabeth nunca había visto fotos de Steve Rogers hasta que tuvo doce años en su clase de Historia Universal, y aunque le dijera siempre a su madre que solo sentía admiración por él, Elizabeth si tuvo sentimientos por él neoyorquino.

Niega con la cabeza divertidamente al recordar como todas las chicas suspiraban por las fotos de Steve después del experimento, mientras que ella observaba con atención y admiración a las fotos de los entrenamientos en las que aparecía el pequeño Steve.

Once años después aquí están, y los sentimientos que tuvo cuando era pequeña han regresado, pero esta vez los siente más reales. El hecho de que actúe tan natural cuando está él cerca, es pura actuación porque por dentro está nerviosa como los mil demonios. Ver los ojos azules de Steve es una de sus cosas favoritas, porque encuentra una paz inigualable y siente como si se pudiese perder en ellos, sensación que le agrada y le aterra porque nunca se había sentido de esa manera por otra persona.

Pero hay demasiadas cosas en su contra y una de ellas es que probablemente Steve la vea como una niña, o solamente como una amiga.

—¿Llevas mucho despierta?

La voz de Steve la sorprende tanto, que casi se le cae el plato en el que está colocando un pancake.

—No —responde Elizabeth una vez que se ha recuperado del susto—. ¿Hice mucho ruido? ¿Te desperté?

—Y qué bueno —dice él entrando en la pequeña cocina—, normalmente despierto más temprano. No sé lo que pasó.

—¿Más temprano en domingo? —Pregunta volteando ligeramente hacia él mientras decora los pancakes—. ¿Qué clase de ser humano eres?

Steve ríe ligeramente.

—No te pregunté —dice Elizabeth dejando de decorar—. ¿Te gusta lo que le estoy poniendo? —Le pregunta mostrándole el plato que tiene trozos de frambuesas, plátano y moras azules—. No tengo fresas porque soy muy alérgica a ellas.

Wait For It | Steve Rogers |#IQ01| ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora