De fiesta

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La novela ha sido editada, por lo que las escenas en cada capítulo varia, en esta parte encontrarás los que solían ser los capítulos -8/9- De ante mano, una enorme diculpa por las molestias que esto puede llegar a causar.

Cualquie duda con gusto la repsonderé.

Era sábado por la mañana cuando recibí una llamada de Marie.

-¡Lili! ¿Estás ocupada esta noche?

-No, ¿Qué pasa?

-¿Me podrías acompañar a una fiesta?

-Me estas avisando de último momento Marie, no sé si podré ir

-No me digas que tienes planes

-Yo no, mis padres sí, tienen una junta del trabajo aquí

-¿Y tú asistirás?

-Estoy obligada

-¿Y quieres estar allí?

-Buen punto, pasa por mí a las ocho

-De acuerdo, estoy tan emocionada ¿Qué usarás?

-Estoy ocupada, me tengo que ir- y colgué.

En realidad yo seguía en pijama, acostada en mi cama viendo la televisión de pantalla plana, lo sé, como toda una niña mimada.

Ese día yo planeaba hacer las paces con Julieta, ya era demasiado tiempo como para seguir enfadada y ambas nos extrañábamos, así que lo mejor que debía hacer es dar el primer paso yo, porque ambas éramos muy orgullosas, al parecer ella más que yo.

Me levanté casi a medio día, pues el día anterior me había desvelado chateando con Damen, cada vez me enamoraba más, como sea, me paré y me vestí, unos shorts color negro y una blusa de tirantes morada con una franja horizontal blanca, nada muy coqueto, me cepillé el cabello, puse un CD que me recomendó Sascha, una compañera, y me puse a ojear algunas revistas.

De repente escuché cómo sonaba el timbre de la casa, como yo no esperaba ninguna visita decidí no averiguar quién era, seguí leyendo mi horóscopo del mes pasado, pronto se escucharon los gritos de mis padres, eso me preocupó, tuve que ir rápido.

Corrí hacia las escaleras y las bajé de dos en dos, casi me resbalo, por poco caigo al suelo… como dos veces.

Cuando llegué a la sala principal descubrí que mis padres estaban parados frente a la puerta con una expresión nada alegre, lo cual era muy extraño en ellos, siempre tenían una mirada serie, demasiado seria, y cuando no la tenían era porque yo estaba desanimada y me regalaban una diminuta sonrisa que a simple vista se notaba falsa

Me acerqué a ellos, me sorprendí al ver a mi tía Annie parada del otro lado de la puerta, en eso recordé que necesitaba su ayuda, está bien, Damen me distrajo un poco y olvidé mis problemas, pero ahora los recordé, mis problemas emocionales, mis pesadillas, mi “don” secreto, todo mi mundo volvió a ser oscuro.

Vida de una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora