Los suegros

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La novela ha sido editada, por lo que las escenas en cada capítulo varia, en esta parte encontrarás los que solían ser los capítulos -27/28- De ante mano, una enorme diculpa por las molestias que esto puede llegar a causar.

Cualquie duda con gusto la repsonderé.

Abro la llave de la regadera para poder bañarme, al instante sale el agua caliente, remojo primero mis manos y luego introduzco el resto de mi cuerpo. Cuando salgo todavía siento el vapor que calienta todo el baño, lo cual es una suerte para mí, pues no me gusta para nada el frío.

Voy a mi cuarto y me pongo a buscar la ropa perfecta para conocer a los padres de Damen, no tardo mucho, en mi armario tenía guardado un hermoso conjunto para cualquier ocasión.

Es una falda blanca, una blusa de mangas cortas color rosa claro, un cinturón delgado de un tono rosa un poco más fuerte que el de la blusa, todo eso lo combiné con unos zapatos de piso blancos, una bolsa de mano blanca con una cadena de plata, y unos collares largos de plata con decoraciones de diferentes colores para dar un toque atrevido a mi estilo. Mi cabello como casi siempre lo llevo suelto y mi maquillaje es bastante discreto.

Escucho el timbre de la casa sonar, veo el reloj, todavía faltan diez minutos para que Damen llegue, supuse que había llegado temprano, tomo mi celular y lo guardo en mi bolsita.

Escucho a mi madre gritar -¡Lili, Damen está aquí!-

Se formó una sonrisa en mis labios por haber adivinado, bajo corriendo las escaleras y lo veo parado frente la puerta, charlando con mi madre, siempre sonriendo, su postura perfecta, llevaba puesto unos pantalones de mezclilla y una camisa blanca de mangas largas.

Me acerqué.

–Hola- le dije mientras interrumpía su conversación con mamá.

-Hola- me respondió dándome una rosa blanca, sonreí para agradecerle.

-Que se diviertan- nos dijo mi madre cuando salimos de la casa y nos dirigimos al coche de Damen.

El camino a su casa fue muy silencioso, los nervios me comían por dentro, pues esto significaba que nuestra relación iba en serio, y eso me hacía muy feliz, pero temía que sus padres no estuvieran de acuerdo con lo nuestro.

Yo respiraba profundo y miraba por la ventana mientras trataba de calmar mi corazón que estaba a punto de estallarme, cuando el coche se estacionó.

Damen me miró, al verme tan nerviosa sonrió y me tomó la mano.

-Tranquila- me dijo –No es para tanto, les agradarás- solo pude asentir –Vamos- dijo saliendo y rodeando el coche para abrirme la puerta. Salí decidida a ocultar mi miedo.

Entramos a la casa, un enorme pasillo se extendía frente a mí, Damen me tomó de la mano y me condujo hasta el comedor, donde ya se encontraban mis suegros, suspiré hondo y seguí caminando junto a mi novio.

-Madre, padre- dijo Damen acercándose, ambos se voltearon –Ella es Lili- me miró con cariño –Lili, mis padres, Anabel y Charlie-

-Gusto en conocerlos- dije con voz firme y segura.

-Igualmente querida- dijo Anabel. Charlie asintió con una sonrisa muy seria en el rostro

–Siéntense, por favor- pidió ella.

Nos sentamos en la mesa, Anabel comenzó preguntando de mi vida, ya saben, lo típico, familia, escuela, gustos personales.

Respondí cada pregunta con sinceridad, Damen de vez en cuando hacía un comentario gracioso que nos hacía reír a todos.

Vida de una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora