Celos

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La novela ha sido editada, por lo que las escenas en cada capítulo varia, en esta parte encontrarás los que solían ser los capítulos -29/30- De ante mano, una enorme diculpa por las molestias que esto puede llegar a causar.

Cualquie duda con gusto la repsonderé.

Lunes por la mañana, logré salir de mi casa antes de que me encontrara con papá. Estoy abriendo mi casillero para guardar todos los libros cuando llega Damen, con su brillante sonrisa y sus divinos ojos.

-Hola linda- me dice, su saludo habitual de todos los días.

-¿Qué tal?- le pregunto algo distraída, y no era para menos, deseaba contarle todo lo que me estaba pasando, pero a veces es necesario ocultar nuestros secretos.

-¿Sucede algo?- negué con la cabeza –Sabes que puedes contarme lo sea-

-Lo sé, la verdad no es nada importante, no te preocupes- sonó la campana que indicaba entrar a clases –Te veo más tarde ¿Sí?- no esperé a que me contestará pues en cuando terminé la frase corrí lejos de él, directo al salón de química.

Lo normal es que les dijera que clase tras clase no pude parar de pensar en Adam, pero les estaría mintiendo, pensaba en muchas cosas, en Adam, en mi pobre Ana, en las cosas que le ocultaba a Damen, en el lío que me armé ayer con mi padre, y luego me acordé de algo aún más importante, ya no le había preguntado a mi madre cómo estaba con su embarazo.

Terminaron las clases y yo me dirigía a tomar un taxi para llegar a mi casa lo más rápido posible, pero antes de salir del instituto Damen llegó a mi lado.

-¿Estás libre hoy en la tarde?- me preguntó con su habitual sonrisa, la cual me estaba hartando, pero me seguía pareciendo encantadora.

-Debo llegar a mi casa pronto- le contesté.

-Entonces te llevaré

-No quisiera molestar, tomaré un taxi

-No hay problema, cualquier cosa por pasar tiempo contigo

Asentí.

Salimos al estacionamiento, donde una gran hilera de coches, estaban estacionados y una multitud de estudiantes, corrían por llegar a su auto y salir a toda velocidad.

Damen me rodeaba la cintura con su brazo y se despedía de cualquiera que pasaba a nuestro lado, pero estando a tan solo unos metros de sus coches escuché una voz muy familiar gritar mi nombre.

-¡Lili!- decía Adam corriendo hasta llegar a mí.

Mi respiración se detuvo y el corazón me latía a mil por hora… otra vez. Me alejé de Damen y caminé hasta Adam, quien me miraba de forma seria pero amable.

-Adam ¿Qué haces aquí?- le exigí saber.

Vida de una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora