Apegarse a los recuerdos

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 El viernes llegó sin darme cuenta, Matías manda mensajes de buenos días cada mañana momentos antes de que suene el despertador, es un poco molesto pero lo dejo pasar, después de todo, tiene buenas intenciones.

Es hora del almuerzo y ni Marie ni Julieta saben nada del viaje.

Platicamos acerca de la fiesta, ellas parecen emocionadas, sobre todo Julieta, parece que ese tipo de eventos son de su estilo... bueno, siempre eh sabido eso, entre las tres, Julieta es la fiestera, la chica abierta, la que se emociona por todo; Marie es un poco más relajada, tímida y nos mantiene controladas a las dos, yo soy más bien el punto medio de ambos.

No hemos visto ni hablado con Caro en estos días, nos comenzamos a preocupar, no contesta mensajes ni llamadas, tampoco sabemos su dirección y no les preguntaremos a sus antiguas amigas.

Decidimos saltarnos la última clase, estábamos en una pequeña área verde.

-¿Tienen algo que hacer más tarde?- preguntó Marie con un semblante aburrido.

-En realidad, nada importante- responde Julieta -¿Se te ocurre algo? ¿Una pijamada?- pregunta en tono emocionado.

-Justo lo que estaba pensando- asiento Marie -¿Tú qué dices, Lili?

-Iré de compras con una amiga, pero puedo alcanzarlas más tarde- contesto encogiéndome de hombros.

-¿De compras? ¿Y no invitas?- se queja Julieta.

-Hey, la próxima les aviso- respondo.

Las tres nos reímos y esperamos a que las clases terminen.

Escucho la campana, nos miramos entre las tres, hemos quedado en vernos en la casa de Marie.

Llego al centro comercial, me cae bien un aire tan indiferente, las personas pasando y adentradas a su mundo, y yo aquí, también dispuesta a perder el tiempo y gastar mi dinero.

-¡Hey, Lili!- grita Karim corriendo hacia mí –Por poco se me hace tarde, ni te imaginas lo que pasó

-No, pero puedes contarme mientras caminamos

Ella me mira sonriente y asiente. La miro de arriba abajo, los jeans que lleva y la blusa azul y amarillo que lleva le hacen lucir estupendamente, sus curvas se notan con más exactitud, parece una muñeca bien tallada.

Karim me cuenta que quería salir de compras únicamente conmigo, no le había dicho a su familia y mucho menos a Karen, en el momento que escuchó la campana tuvo que salir corriendo para poder escapar de su hermana sin que esta preguntara.

-Es mi hermana, y la quiero- dijo ella sentándose en una de las sillas del café –Pero todo el tiempo estamos juntas, como si fuéramos siamesas

Me siento enfrente a ella, creo que no puedo darle un buen consejo, pero haré lo posible por ayudarla o hacerla sentir mejor, pues si yo estuviera en su lugar me hubiese gustado que eso hiciera por mí.

El camarero llega y nos entrega los menús, luego se marcha con su libretita en mano hacia otra mesa.

-Sigo sin entender- digo leyendo la lista de cafés -¿Cuál es el problema?

-Soy la hermana mayor, pero muchos llegan a jurar que somos mellizas, antes no le tomaba importancia, pero comenzó a ser molesto

-Creo que sé cómo es esta historia, antes eras muy unida a tu hermana, tus padres decidieron inscribirlas en la misma escuela en el mismo grado, creciste y quieres un poco de soledad

-Exacto, pero Karen no parece entenderlo, y cuando le pido distancia cree que tengo problemas- suspira cerrando el menú –Solo quiero un rato para mí y mis amigas, las cuales, también se hartaron de Karen

Vida de una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora