Cena francesa

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La novela ha sido editada, por lo que las escenas en cada capítulo varía, en esta parte encontrarás los que solían ser los capítulos -19/20- De ante mano, una enorme disculpa por las molestias que esto puede llegar a causar.

Cualquier duda con gusto la responderé.

Seis en punto, faltan todavía dos horas para que llegue Damen, mis padres se encuentran discutiendo, nuevamente, en su oficina; así que creo  ni se darán cuenta que he salido, no me preocupo más.

Me introduzco en la regadera y abro la llave, inmediatamente sale en agua caliente, observo como el vapor llena toda la habitación, siempre me ha encantado bañarme con el agua extremadamente caliente, agua que podría servir para hervir un pollo, con decirles que en cuando salgo termino con la piel roja, como una cereza.

Pero como esta noche tengo una cita especial y no tengo tiempo suficiente para que mi piel vuelva a su color natural, pongo el agua un poco más fría y me apresuro; el aroma a rosas que tiene mi jabón es tan fuerte, lleno de dulzura, de pequeña creía que era el aroma de la felicidad, ya sé, muy tonto, pero bueno,  ya ni tengo que usar perfume.

Salgo y me pongo un vestido color morado, una tonalidad muy obscura, casi negra, unos zapatos de tacón dorados, una bolsa "Chanel" y un juego de collar, aretes y pulsera que combinaban con los zapatos.

Y exactamente a las ocho en punto llegó Damen, iba vestido de esmoquin negro, muy elegante, y supe que planeaba algo especial.

Llegamos a un restaurante francés, no, no era el mismo que al que fuimos en nuestra primera cita, sinceramente este era más lujoso; yo ya había ido allí antes, con mis padres, cuando era más pequeña y sus peleas se presentaban en raras ocasiones.

Damen reservó una mesa en la planta alta, cerca de una ventana con vista a la calle principal, se veía una hermosa iluminación, me sorprendió que él pudiera pagar todo eso, me era difícil de creer que tenía tanto dinero, pues este era el tipo de lugar donde únicamente encontrabas a conocidos empresarios o artistas famosos, me preguntaba de dónde había sacado dinero para pagar tanto lujo; no pasó mucho tiempo antes de que un camarero viniera a atendernos.

Primero nos sirvió un poco de vino tinto en las de las copas, luego nos entregó unos menús muy bien decorados, el lugar demostraba ser demasiado elegante para dos jóvenes como nosotros, realmente no sentía que encajaba.

No tardamos mucho en pedir la comida, en realidad, la última que estuve en ese lugar yo habría tenido unos 5 años y mi madre me había pedido un plato de espagueti, algo sencillo, en este momento estaba sorprendida de todos los platillos que habían, con nombres muy extraños y difíciles de pronunciar, al fina pedí lo mismo que Damen, suponía que él sabría de comida francesa, y si no, pues nunca hace daño experimentar y probar algo nuevo, ni que me fuera a enfermar, era un restaurante lujoso, no parecía que su comida hiciera daño.

-Muy elegante, ¿No lo crees?- me preguntó Damen después de que el camarero se haya marchado.

-Demasiado- le confirmé –Todavía no puedo creer que hayas podido pagar todo esto-

Él rio, como su hubiera dicho algo gracioso, y obviamente yo no entendí el chiste, pero le seguí el juego.

-¿Qué?- le pregunté –No me digas que esta vez sí robaste un banco o algo así-

-En absoluto- bebió un poco de su copa –En realidad, mi tío es el dueño, así que no es necesario pagarlo-

-¿En serio?- mi asombro fue notable.

Analizando... toda su familia tiene cadenas de restaurantes súper conocidos, lujosos y/o de alto prestigio... creo que todas nuestras citas serán en los negocios familiares.

Vida de una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora