009 - Ojos bonitos.

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Sentado, leyendo por cuarta vez el mismo párrafo, giraba entre mis dedos aquel broche de bronce que me habían dado hace unos minutos, la insignia de los miembros del consejo. No podía concentrarme teniendo en mente todo lo que había pasado en la mañana, ahora sería uno del consejo.

No sabía cómo sentirme.

Siempre les había huido a las invitaciones a clubes, gran paso fue cuando me uní al club de teatro por sugerencia del director. ¿La razón de mi rechazo a cualquier actividad extracurricular? Ninguna en especial, simplemente pocas cosas eran de mi interés y sobretodo porque no era de mi agrado el tener que reducir mi tiempo libre.

Pero si esta era mi sanción por cuidar de la vida de un ave, no importaba en realidad. Valdría la pena al final.

—¿Eso no es...? —comentó la persona a mi lado con curiosidad al ver el broche en mis manos—-. ¿Eres miembro del consejo, bonito? Mm... no lo sabía.

Me había olvidado por un momento de la ostentosa presencia de mi ahora compañero de banca desde ayer, no me molestaba en realidad. Aunque tampoco era como si pudiera decirle algo al respecto.

Respondiendo a la pregunta del pelirrubio, asentí. —Lo soy desde hoy —dije por lo bajo.

—¿Eh? —sonrió—. No pareces muy contento con ello —comentó en tono burlón.

—No lo estoy —acepté, guardando el accesorio en el bolsillo delantero de mi pantalón.

Alcé mi miraba al escucharle reír.

Me miraba con diversión. Sus ojos brillaban y una sonrisa tiraba de sus labios. Vi su boca abrirse y volver a cerrarse consecutivas veces, pero no emitió palabra alguna.

El timbre sonó indicando el inicio del receso y las palabras nunca llegaron.

—Nos vemos la próxima clase. No se olviden de la tarea... —habló la profesora mientras borraba lo escrito en el pizarrón.

Comencé a guardar mis cosas, y una vez tenía todo listo, conecté mis auriculares al móvil. De forma automática la música se empezó a reproducir, dejando que la voz de Julien Baker con Something llegará a mis oídos.

Me giré para mirar a Kim, pero este me estaba dando la espalda. Supuse que ya no tenía nada que decirme por lo que le pasé de largo, encaminándome a la entrada, donde suponía que me esperaba Yoongi.

Traté de imaginar su reacción cuando le contará sobre el pato, y me detuve, Min se estaba volviendo alguien cercano en mi vida.

—¡Eh Tae! —gritaron a lo lejos, exaltándome.

Me giré y ahí estaban, Mark junto a Yoongi. El primero con una enorme sonrisa en su rostro saludando con una mano en lo alto, mientras el último yacía serio.

—Hola —saludé una vez llegué frente a ellos.

—Qué tal —saludó Mark—. Temo decírtelo lindo, pero me robaré a Yoongi hoy.

Dicho eso, sonriente colocó un brazo sobre los hombros del mencionado, que el pelinegro se quitó de encima con un manotazo.

—¿Yoongi? —cuestioné al de piel pálida quitándome un auricular.

—Tae... Yo —hizo una pausa donde me miró fijamente con su rostro impasible y como si fuera la peor noticia, dijo—, no podré acompañarte en el almuerzo hoy ni estar contigo para la hora de salida, lo lamento, tendré entrenamiento como castigo por andar distraído en los anteriores.

No hubo sonrojo, pero el desviar de su mirada hacia otro lugar que no fuera yo, me dijo que estaba avergonzado.

—Está bien, entiendo —asentí.

En una tarde lluviosa || VharemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora