16. Días Largos

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Carlos pensaba que la vida en la preparatoria Auradon sería perfecta, podría hacer nuevos amigos y además pasaría más tiempo con su mejor amiga, la princesa Evie, por que sí, para Carlos Evie era un princesa, no solo por que su madre fuera una reina, si no que Evie poseía bondad y empatía, algo de lo cual no muchas princesas criadas en Auradon podían presumir. Evie no solo era una princesa, también era la hermana mayor de Carlos, a él le gustaba pensar así y ella no se lo impedía, al contrario, se sentía realmente honrada con tal título.

Todo parecía bien para Carlos, todo excepto que el día de su bienvenida la escuela era un caos total, incluso Evie había escapado al bosque y no había regresa hasta muy tarde, el Hada Madrina estaba obviamente nerviosa, el chicho de la isla, Jay, casi lo mata al enterarse de que compartirían habitación y lo peor de todo era que tendría que compartir habitación con el chico que le rompió el corazón. Ben había jugado con su corazón y seguramente ahora actuaría como si nada hubiera pasado, pero eso no le importo a Carlos, no volvería a caer en las trampas y juegos de Ben, fue por eso que agradeció no tener que verlo en toda la noche ni mañana, Ben había dormido fuera, en el gran palacio de Aladin y jazmín, el pecoso esperaba que con suerte eso sería una costumbre y el futuro rey no pasará mucho tiempo en su habitación.

Aún así, por si las dudas esa mañana Carlos se despertó temprano y se alisto lo más rápido que puedo.

Siempre tuvo que usar la un tanto extrabajante e incómodas ropa que su madre lo obligaba a usar, pero ahí en Auradon podría utilizar lo que el quisiera y Cruella nunca se enteraría, así que cuando estaban haciendo maletas, Evie lanzo un hechizo para transformar su ropa, en algo más cómodo y libre, algo que Carlos siempre había querido usar.

Tomo una playera blanca, unos shorts blancos con pequeños toques negros y una chamarra de cuero blanca y negra, junto con unas botas negras, se miro en el espejo y le justo lo que miraba.
Pensó que su madre lo mataría si lo viera con esa ropa, esa era la idea, tomo su mochila e intento salir rápido de la abitación, quería pasar el menor tiempo posible ahí, pero entonces Evie y Mal entraron por la puerta.

- Wow Carlos, con esa ropa y tu cabello blanco cualquiera en la isla pensaría que eres de ahí.

- ¿Enserio?

- Mal, no lo asustes por favor.

- No me molesta, solo me asombra- el pecoso volvió a ver el espejo y por un momento pensó en lo cierto que podían llegar a ser las palabras de Mal, despues de todo en algún momento su madre fue una villana, claro que ya no lo era, pero técnicamente era hijo de una villana- Me gusta como me veo.

Los tres jóvenes rieron y salieron de la habitación.
Mientras tanto una extraña y misteriosa figura entraba en ella y dejaba una nueva nota, con la esperanza de que el peliblanco no la rompiera esta vez.

Paso el día como cualquier otro, casualmente los tres compartían casi todas las clases y eso ayudó un poco a Carlos a no sentirse tan solo, el pequeño había perdido contacto con muchos de esos príncipes y princesas, además Evie y Mal pudieron recuperar su amistad más rápido de lo que esperaban.

Todos los profesores pidieron al nuevo que se presentará y por educación todos los alumnos lo saludaron y dieron una cálida bienvenida. Parecía que todo estaría bien para el joven príncipe, o por lo menos eso creía hasta que llegó la hora del almuerzo.

Para Carlos fue una sorpresa el como tan rápido logro simpatizar con Mal, ahora era amigo de la hija de Maléfica y la idea no le molestaba, Mal era una chica temperamental, pero eso le había ganado mucho respeto en la escuela, además su magia ya los había salvado de llegar tarde a 3 clases ese día, esa era una amistad que a Carlos realmente le convenía, además Evie estaba muy feliz de volver a ver a su vieja amiga y eso a Carlos también lo hacía felíz, el solo quería que su casi hermana fuera lo más feliz que se pudiera, sabía que ella se lo merecía.

Once Upon A BenlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora