Para robarme cada beso que jamás te di despierto

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"¡Hola, Malta!" grito cuando la perrita de Isaza me saluda al entrar al piso. Salta y apoya sus patas en mi pecho como siempre. Acaricio su cabecita hasta que está satisfecha y me deja. Sigo el pasillo hacia nuestro estudio y ya oigo como Villa está hablando sobre algo en su voz característica.

"¡Te juro que fue increíble!" cuenta emocionadamente. Alejandro sólo asiente con la cabeza, sonriendo.

"¿Que pasa, Simón? ¿Estás tarde otra vez?" Isaza me saluda.

"Tráfico," respondo y me echo a reír, sabiendo que mis amigos ya saben que llego tarde cada vez sin tener una excusa válida. Tomo asiento en el sofá y abro la caja de mi bajo mientras mis amigos preparan sus instrumentos.

"Simón, porque Alejo no me toma en serio, voy a contarte a ti lo que me pasó." Villa se pone de pie y camina hacia el sofá. Luego se sienta en mi regazo y me mira. De repente Alejandro, Isaza y también Malta han desaparecido. Sólo Villa y yo nos quedamos en el estudio. No sé qué debería hacer con Villa sentado sobre mis muslos, hablando conmigo como si nada raro hubiera pasado.

"A ver, viajé de vacaciones con mi familia y me permití un masaje en el hotel. ¡Fue increíble! Voy a mostrarte." Villa empieza a acariciar mis hombros. "Vuélvete para que pueda alcanzar tu espalda," me pide y lo hago, no sabiendo que otra cosa hacer. De repente me quita la camiseta.

Comienza a masajearme la espalda y eso me gusta. Mucho. Sus manos delicadas están acariciando mi piel. Lo disfruto demasiado. No hablamos nada hasta que él empieza a cantar en su voz hermosa. Suena como el sonido más bonito del mundo entero. Desafortunadamente, no reconozco la canción, por eso lo pregunto.

"¿No la conoces?" me devuelve la pregunta.

"No." Le miro confundido. "Nunca lo he oí-" no puedo terminar la frase porque Villa me besa.

Me despierto sobresaltando en mi cama. Mi respiración está agitada y mi corazón a mil. Veo a mi alrededor y percibo a Isaza durmiendo a mi lado y Villa y Alejandro tumbados en el colchón sobre el suelo. Recuerdo que estoy en mi casa haciendo una pyjama-party con los chicos. Intento calmarme mientras pienso sobre el sueño. Mi corazón palpita aún más porque identifiqué la canción que cantó Villa: Ladrón. Oírla desde su boca me hace enamorarme incondicionalmente de él y su voz asombrosa.

Es imposible describir cuánto quiero que mi sueño sea realidad, pero no lo es. Nunca lo será. Villa está durmiendo lejos de mí en otro colchón, con otro sueño. Nunca me masajearía y nunca en mil años mi besaría. Sólo aparece en mis sueños para hacerlo.

Para robarme cada beso que jamás le di despierto.

LadrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora