Nunca he sentido tanta vergüenza como hoy. Entro al aula y veo a Isaza y a Villa sentados en una mesa, hablando. De inmediato bajo mi mirada, temiendo que Villa me vea mirándole. Quizás ha contado todo a Isaza y el tema de su conversación soy yo. La única solución que encuentro es actuar como si nada hubiera pasado, así que ando hacia la mesa y saludo a mis amigos.
"¿Qué pasa? Parece como si no hubieras cerrado un ojo esta noche. ¿No has dormido?" me saluda Isaza. Decir que me quedé despierto toda la noche pasada no sería la verdad. Pensé en Villa, específicamente en sus labios, toda la noche. Toda la maldita noche.
"Hola, Simón." Villa me escudriña con sus ojos oscuros, que, en algunas luces, parecen verdes o grises. "¿Cómo estás?"
"Bien, supongo. No he dormido mucho, pero... estoy bien," resumo la noche pasada.
"¿Monchi, puedes ayudarme con los deberes de matemáticas? No entiendo el ejercicio número cinco y ocho..." Villamil me pregunta, mirándome con estos ojos. De nuevo las mariposas en mi estómago vuelan como salvajes.
"Sí, claro... ¿Ahora?" pregunto, un poco sorprendido de su ruego.
"Sí, para la clase de hoy. Espera..." Coge su cuaderno de su mochila y camina hacia su mesa para abrirlo. Lo sigo y me pongo en cuclillas al lado de su silla, leyendo las ecuaciones escritos en el papel. "Simón," susurra en mi oreja. Él no tiene ni idea de qué sentimientos provoca en mi cuerpo haciéndolo. "Isaza no nos puede oír ¿no?"
"Creo que no," logro pronunciar, mirando por encima de mi hombro, echando un vistazo a Isaza. De repente Villa cierra su cuaderno y me mira con sus ojos.
"No necesito ayuda, sólo necesito hablar contigo." Observa su alrededor antes de empezar su frase. "Sobre ayer." Trago saliva. Una parte de mí no quiere oír lo que diría, pero la otra sabe que es necesario arreglar las cosas.
"Lo sé." La parte razonable ganó. "Tengo que decirte que lo siento, lo siento mucho-" Villa corta mis palabras, apretando su dedo índice en mi boca. Para un breve momento siento una chispa de esperanza. Esta mirada que me da, con su dedo delicado y grácil sobre mis labios, puede ser que quiera confesarme sus sentimientos para mí... los mismos que yo tengo para él.
"Sé que lo sientes, Simón." Retira su dedo. "Mira, estoy dispuesto a olvidar el... el beso." Villa inhala profundamente y vuelve a fijarse en mí. No me atrevo a decir ni una sola palabra. "Es que..." Baja su cabeza, mordiendo su labio inferior. No puedo contener el pensamiento que yo también lo he tocado. "No quiero perderte como amigo," dice al final. No estoy seguro de que sus ojos sean mojados o sólo me lo imagino.
"Tampoco quiero perderte," respondo con certeza. Sus ojos verdes parpadean y estoy seguro de que antes contuvieron lágrimas.
"Simón." La manera en la que dice mi nombre me causa una piel de gallina. "¿Por favor, podemos volver al estado de amistad que tuvimos antes?"
"Con muchísimo gusto, Villa." Aunque las palabras dolieran, las dije. Quizá su sonrisa ha valido la pena.
"Gracias, Monchi. ¿Puedo abrazarte?" se pone de pie y abre sus brazos.
"Por supuesto." Le envuelvo en mis brazos y siento su cuerpo frágil, que al otro lado es tan fuerte, tan vigoroso, que puede arreglar un problema tan complicado con unas palabras y un abrazo.
"Acabamos de sobrevivir uno de las crisis más difíciles de nuestra amistad en un día. Estamos estupendos," murmura en mi cuello. Su comentario no es verdadero. Él está estupendo, yo no.
Y aunque sobreviví, no estoy ileso.
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Ladrón
FanfictionParte 1 Era mi mejor amigo. Por supuesto, también tenía a Isaza y Alejandro, y a mi hermano Martín con quien siempre me he llevado bien, pero mi amistad con Villa era algo diferente. Teníamos una conexión mental, así que sabíamos que pensaba el otro...